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Escrito por pediatras, pensado para las familias

Dermatitis atópica

La dermatitis atópica o eccema, es en realidad una forma de ser de la piel. Lo más característico es el picor, la sequedad cutánea y la aspereza

Niña con dermatitis aplicándose una crema

La dermatitis atópica es una alteración de la piel -una especial "forma de ser"- que puede afectar a lactantes, niños o adultos. Los niños que la presentan suelen tener una piel seca, con tendencia a la descamación, picor y, en ocasiones, enrojecimiento (inflamación). Evoluciona en brotes, con períodos de mejoría y otros de empeoramiento. No se conoce la causa de la enfermedad, pero sí se sabe que la herencia juega un papel importante, pues estos niños con frecuencia tienen padres o hermanos que han padecido dermatitis atópica o bien procesos bronquiales del tipo del asma, a veces relacionada con alergia a pólenes, polvo, etc.

¿Qué puedo hacer para prevenirla y tratarla?

A pesar de tratarse de un trastorno de posible larga evolución, las siguientes recomendaciones pueden ayudarle en el control de la enfermedad:

Cuidados generales de la piel

  • Se tratará de mantener una buena hidratación de la misma y evitar algunos irritantes, para lo cual es aconsejable que:
  • Evite baños prolongados (no más de 5-10 minutos).
  • Utilice jabones de avena o parafina.
  • Emplee aceites de baño, que se pueden incorporar al agua del baño o aplicar sobre la piel todavía húmeda tras el mismo.
  • Aplique crema hidratante sobre la piel, en la cantidad y con la frecuencia necesarias para que permanezca bien hidratada.
  • Evite las prendas de lana y de fibra, siendo preferible emplear el algodón, sobre todo en aquellas que estén en contacto directo con la piel. Se debe procurar no abrigar en exceso al niño y no ponerle ropa ajustada.
  • Procure mantener las uñas del niño cortas y limpias para evitar así las heridas y las infecciones provocadas por el rascado.

¿Cuándo debo consultar al pediatra?

A pesar de los cuidados antes mencionados, el niño puede tener fases de empeoramiento (brotes) que también pueden controlarse. Para ello continuaremos con los cuidados generales arriba mencionados y además, podremos utilizar:

  • Cremas o soluciones con medicamentos antiinflamatorios (corticoides) sobre las zonas de piel más afectada, durante períodos breves de tiempo.
  • Fármacos que disminuyen el picor (antihistamínicos) por vía oral.
  • Este tratamiento debe ser supervisado por su médico, que valorará en cada momento cuál es el más adecuado para el niño y si precisa otro tipo de terapéutica en función de la intensidad de la afectación.

Recuerde que puede consultar a su pediatra cualquier duda acerca de la enfermedad de su hijo.

Artículo publicado el  
31-5-2011, revisado por última vez el 27-2-2014
La información ofrecida en En Familia no debe usarse como sustituta de la relación con su pediatra, quien, en función de las circunstancias individuales de cada niño o adolescente, puede indicar recomendaciones diferentes a las generales aquí señaladas.