Consiste en tener al bebé (generalmente un prematuro) semidesnudo o vestido únicamente con el pañal, en contacto directo piel con piel sobre el pecho descubierto de su madre o de su padre, en “posición canguro” (ver más adelante). Se pretende que esta situación se mantenga durante el mayor número de horas posibles al día, en beneficio del bebé.
Es una forma de cuidar a los bebés prematuros que se practica en las unidades de neonatología de hospitales de muchos países, porque es buena para el niño, es segura, humaniza la atención médica y se complementa con la alta tecnología. También se puede hacer, claro está, en el domicilio, tras el alta hospitalaria.
Está comprobado que el bebé en contacto piel con piel regula mejor su temperatura que en la incubadora. Además, se facilita y mantiene la lactancia materna, y se reduce el número de días de ingreso en el hospital. Pero, por encima de todo, promueve la relación amorosa entre la madre y el padre con su hijo enfermo o prematuro.
Los componentes fundamentales de los cuidados canguro son la posición canguro, la alimentación con leche materna y la preparación de los padres para el cuidado de su hijo, para hacer posible un alta temprana del hospital.
Los padres vestirán con ropa amplia, por ejemplo una camiseta elástica, que permita cobijar en su interior al recién nacido y les sirva de sujeción para poder relajarse e incluso dormir cuando el niño duerma. Han de disponer de un sillón cómodo reclinable y un ambiente lo más intimo posible, con luz suave y poco ruido.
La posición canguro debe iniciarse lo antes posible, prolongarse durante el mayor número de horas al día y continuarse tantos días o semanas como el niño necesite.
Pueden recibirlos todos los recién nacidos. Como consecuencia, regulan mejor la temperatura, el ritmo cardiaco y respiratorio, lloran menos, están más tranquilos y consiguen con más facilidad el establecimiento de la lactancia materna.
La práctica del método canguro en las unidades neonatales está principalmente dirigida a los prematuros, indistintamente de su peso y grado de prematuridad, pero también a cualquier recién nacido que esté muy enfermo. Se recibirá este cuidado siempre y cuando la situación sea estable, es decir, cuando las constantes vitales se mantengan sin variaciones importantes.
Todas las madres y padres pueden realizar el método canguro con su hijo. En algunas ocasiones también puede realizar el cuidado canguro otra persona de la familia, cercana al niño.
Según el grado de prematuridad o afectación, se puede comenzar inmediatamente tras el nacimiento o habrá que esperar un tiempo. En caso de que el niño pueda iniciar el canguro pero la situación de la madre no lo permita, se recomienda que comience el padre.
La posición canguro se mantiene hasta que el niño que fue prematuro deja de encontrarse cómodo y es capaz de regular su temperatura adecuadamente. Esto suele pasar aproximadamente cuando se cumplen las 38 semanas desde el comienzo del embarazo. Es decir, muchos de los niños que nacen en su momento (“a término”) no están a gusto en esta posición, ni siquiera al poco de nacer.
El bebé es quien decide y lo expresa claramente con signos de incomodidad como sudar, retorcerse, protestar. Para él, “ya es tiempo de nacer”. A partir de este momento, se recomienda a los padres dejar el cuidado canguro gradualmente y realizarlo ocasionalmente después del baño o cuando el niño necesite calmarse.
En canguro, el bebé prematuro se siente en un ambiente más parecido al útero materno y esta posición le aporta estímulos suaves, tranquilizadores y llenos de ternura, que solo sus papás pueden darle.
Estos bebés no son capaces de controlar la temperatura de su cuerpo, por eso hay que mantenerlos dentro de la incubadora o, mejor, en contacto piel con piel.
El cuidado en canguro ofrece “protección cerebral”, ya que amortigua el efecto de todo tipo de agresión o estrés (ruido, luz, manipulaciones molestas, etc.) sobre un cerebro inmaduro y frágil.
El método canguro no sustituye a la atención médica y los tratamientos complejos que el niño requiera, sino que humaniza y complementa la elevada tecnología y cuidados de los profesionales con los cuidados que estos niños necesitan de sus padres.