La Organización Mundial de la Salud, la Unión Europea y el Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría recomiendan la lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida y complementada con otros alimentos hasta los 2 años o más, esto es, hasta que la madre y el bebé lo deseen.
El efecto protector de la lactancia materna aumenta en proporción directa con su duración. A pesar de los prejuicios culturales de nuestra sociedad, la lactancia materna más allá de los 2 años sigue teniendo beneficios, tanto para la madre como para el niño.
Por otro lado, se ha relacionado a la lactancia materna prolongada con el riesgo de desarrollar caries en la primera infancia.
La caries de la primera infancia es una enfermedad crónica e infecciosa causada por una combinación de factores. Consiste en un proceso destructivo del diente que tiene lugar como consecuencia de la desmineralización de la superficie dental.
Por lo tanto, para el desarrollo de la caries son necesarias varias condiciones:
La leche materna es un fluido de gran complejidad biológica. Protege activamente y es inmunomoduladora (ayuda a las defensas del bebé). A continuación, se resumen las principales características de la leche materna que influyen sobre la salud bucodental de los bebés:
El Comité de Lactancia de Materna de la Asociación Española de Pediatría ha realizado una revisión de los artículos publicados sobre la relación entre la lactancia materna prolongada y el riesgo de caries en la primera infancia. Utilizando la metodología de la medicina basada en la evidencia, ha constatado tres hechos importantes:
También hay que tener en cuenta que, durante la toma de pecho, el pezón se sitúa al final de la boca del bebé, en el límite entre paladar duro y paladar blando, por lo que no toca los dientes y en el mismo momento en que el pezón se exprime, el niño se traga la leche que sale.
Por otro lado, si el niño se duerme con el pezón en la boca, como el pezón no es ordeñado, no sale leche. Con el biberón sí existe ese riesgo.
La ausencia de lactancia materna es perjudicial para la salud bucodental. Al no haber un desarrollo adecuado de la musculatura, se altera la función succión-deglución-respiración, aumentando el riesgo de deglución atípica, respiración oral, disfunción masticatoria, dificultades en la fonación y articulación del lenguaje, etc.
Los niños que no son amamantados tienen mayor riesgo de maloclusión dental. Sin embargo, los niños amamantados, cuanto más tiempo son alimentados al pecho, menos se chupan el dedo o recurren a chupetes. Este hecho disminuye el riesgo de maloclusión dental, en especial de mordida abierta. También se sabe que existe una relación inversa entre el tiempo de lactancia y los hábitos bucales nocivos. Por todo ello, promocionar la lactancia materna es clave para favorecer la salud bucodental.
No existe evidencia científica sobre la relación entre lactancia materna y caries y, sin embargo, la lactancia materna tiene demostrados beneficios sobre la salud, incluida la salud bucodental.
Los esfuerzos deberían ir encaminados a hacer énfasis en la higiene dental desde una fase temprana de la infancia, asesorar a los padres para reducir la frecuencia del consumo de azúcares por el niño, aconsejarles que eviten dar besos en la boca del niño, soplar o probar la comida antes de dársela al bebé, especialmente si los padres tienen caries activas.