El ingreso de un hijo es una situación difícil para cualquier familia. Si se le está alimentando con lactancia materna, lo ideal es que se continúe en el hospital. Para muchas madres es un alivio saber que pueden seguir lactando a su bebé.
La lactancia materna es la base de la alimentación de los niños menores de 6 meses y proporciona una parte importante de las calorías necesarias pasada esta edad.
Es el mejor alimento para un niño enfermo. Además de nutrientes, aporta gran cantidad de líquido, anticuerpos y células vivas que ayudan a las defensas del bebé y acortan la duración de la mayoría de las infecciones.
Se ha demostrado su acción contra el dolor, tanto el provocado por la propia enfermedad como por procedimientos invasivos, tales como análisis de sangre, introducción de sondas, etc. igual que cuando se reciben vacunas en el centro de atención primaria.
Estar en brazos de la madre ofrece al niño consuelo y calma durante el ingreso hospitalario.
Se recomienda dar el pecho frecuentemente y a demanda para evitar la deshidratación. En caso de vómitos repetidos, se puede dejar unas horas de reposo hasta que se recupere la tolerancia oral, con suero o pequeñas tomas de leche materna.
En casos de bronquiolitis, neumonía, asma u otros problemas respiratorios graves, puede ser difícil para los niños comer. Siempre que la madre esté presente, es mucho mejor la toma directa al pecho que el biberón. Se recomiendan tomas frecuentes y cortas. Si hay dificultad importante para comer puede estar indicada una sonda nasogástrica o un suero intravenoso. En ese caso, lo mejor es extraerse la leche durante ese período y reiniciar la lactancia lo antes posible.
Los bebés pueden tomar leche materna (no otras leches o alimentos) hasta 3-4 horas antes de la operación sin incrementar el riesgo anestésico. Los lactantes llegan más tranquilos a quirófano si el ayuno no es muy prolongado.
Sin embargo, en muchas ocasiones no sucede esto y los protocolos hospitalarios, más que las propias necesidades médicas, se convierten en una barrera para el mantenimiento de la lactancia. La colaboración de los profesionales es imprescindible.
La hospitalización de los bebés no debería interrumpir o ser un impedimento para la lactancia materna.
En los casos en que no se contraindique la alimentación oral, la lactancia materna siempre resulta beneficiosa.