Las pilas de botón suponen un serio peligro para los niños, ya que pueden ingerirlas y sufrir graves consecuencias.
hace unos años la revista Pediatrics publicó un estudio descriptivo, realizado en EE.UU., que analizaba los casos detectados a lo largo de 20 años. En él se observó el mayor uso doméstico de pilas de litio de 20 mm (un 37,7% se encontraban en mandos a distancia) que son, además, las que producen mayores daños, incluso la muerte, debido sobre todo a que por su mayor tamaño quedan alojadas en el esófago cuando son deglutidas por el niño; en menos de dos horas producen quemaduras graves por las reacciones químicas que desencadenan.
El hecho de que los síntomas pueden ser en sus inicios muy inespecíficos, sumado a que en la mayoría de los casos no fue presenciada la ingestión de las pilas, puede retrasar el diagnóstico y, por tanto, empeorar el pronóstico.
Los niños menores de 6 años habían extraído, en un 61,8% de los casos, la pila del interior del juguete u objeto que la alojaba correctamente, siendo solo el 30% los que la ingirieron por encontrarla suelta o mal sujeta.
Se han descrito también casos de perforación del tabique nasal por introducción de la pila en la nariz.
Es importante realizar las siguientes recomendaciones para prevenir este accidente:
Sería deseable que los fabricantes tuviesen en cuenta que las tapas que contienen las pilas de botón deberían tener un mecanismo de apertura que requiera una herramienta (destornillador) o mecanismo (empujar y girar) para que el niño no los pueda abrir.