Tanto el dolor como el miedo a un posible daño físico constituyen el principal temor de un niño a su llegada a un centro sanitario. Existen múltiples actos tanto diagnósticos como terapéuticos que pueden provocar dolor, ansiedad o ambos.
Por ello es fundamental el papel del personal sanitario tanto en el tratamiento como en la prevención del dolor y la ansiedad ante procedimientos dolorosos o estresantes.
Llamamos sedoanalgesia a los métodos que se usan para eliminar o disminuir el dolor o la ansiedad que están asociados a la propia enfermedad del niño o a los procedimientos diagnósticos o terapéuticos que precisa en un momento dado.
El objetivo fundamental de los procedimientos de sedoanalgesia es conseguir el mayor bienestar del niño, evitando el malestar físico, el dolor y controlando la ansiedad y el miedo para poder realizar adecuadamente diferentes procedimientos diagnósticos y terapéuticos de un modo seguro y eficaz.
Las medidas a usar pueden ser:
La sedoanalgesia en pacientes previamente sanos no precisa necesariamente de la intervención de un anestesista ni llevarse a cabo dentro de un quirófano.
No obstante, sí debe ser realizada por personal con conocimientos de los fármacos empleados y entrenado en las técnicas de recuperación del paciente sedado.
La utilización de sedoanalgesia abarca multitud de situaciones en las que está implicado el dolor o el nerviosismo en el niño, no obstante, los procedimientos dolorosos más frecuentemente subsidiarios de sedoanalgesia farmacológica son:
Antes de la realización del procedimiento de sedoanalgesia, la persona que la llevará a cabo le realizará unas preguntas relacionadas con la salud del niño como, por ejemplo, sus antecedentes médicos, la presencia de alergias, medicamentos que esté tomando, eventos previos relacionados con fármacos sedantes o analgésicos, así como la hora de la última comida o bebida.
También puede que le realice una exploración física en la que se descartarán alteraciones físicas o enfermedades que puedan dificultar o contraindicar el procedimiento (crisis de asma, patología cardiaca, limitación de la apertura bucal, etc). Así mismo, se recogerá el peso y se toman las constantes vitales necesarias.
Con todos estos datos se deciden los fármacos y la vía de administración más adecuada.
Los fármacos utilizados en sedoanalgesia son, en general, seguros. Los efectos secundarios más graves suelen ocurrir inmediatamente tras su administración o en los primeros minutos. Por ello, durante la realización del procedimiento el niño va a estar vigilado por personal entrenado en todo momento y estará monitorizado para garantizar que sus constantes vitales sean las adecuadas. Una vez finalizado el procedimiento el niño se mantendrá en observación hasta que cumpla los criterios de alta y se darán instrucciones a los padres sobre las cosas que es recomendable vigilar en su domicilio.