Son movimientos que se repiten siempre de la misma forma, con ritmo y que afectan a alguna parte del cuerpo, como la cabeza, el tronco o las extremidades. Los niños también pueden mover todo el cuerpo y hacer sonidos de garganta o guturales.
Ocurren cuando el niño se está quedando dormido al acostarse por la noche, en la siesta o al volverse a dormir cuando se despierta por la noche.
Son muy frecuentes. En la mayoría de los casos comienzan durante el primer año de vida y desaparecen con el tiempo, a medida que los niños crecen.
No. Estos movimiento no se consideran patológicos, a menos que interfieran con las actividades diarias, afecten a la calidad del sueño o provoquen lesiones en el niño.
Los movimientos más frecuentes son:
No se sabe por qué se producen estos movimientos. Se cree que los realizan para relajarse, como una ayuda para quedarse dormidos. También podría tratarse de una conducta aprendida en la que el niño reproduce los movimientos que hacen los padres, meciéndolo, acunándolo.
Lo habitual es que los niños que se duermen haciendo movimientos rítmicos no requieran ningún tipo de tratamiento. Sin embargo, puede ser útil adoptar algunas medidas de seguridad:
Es conveniente que consulte con su pediatra si los movimientos son muy fuertes, provocan que el niño se lesione o no desaparecen cuando cumple 5 años.