Son lesiones benignas de la piel que aparecen típicamente a las 2 semanas de vida hasta en el 20 % de los recién nacidos.
No está claro el mecanismo por el que aparecen “estos granos” pero se postula que pueda ser por el paso de hormonas maternas que estimulan las glándulas sebáceas del bebé.
La historia familiar de acné no se relaciona con el acné neonatal.
Se caracteriza por la aparición de pequeños “granos” rojos o blancos generalmente en las mejillas, la nariz y la frente.
El acné neonatal es totalmente benigno y no presenta complicaciones. Los bebés no suelen tener otros síntomas y habitualmente se resuelve espontáneamente en los primeros 3 meses de vida.
Hay que diferenciarlo del acné infantil que es menos común y se inicia más tarde.
No existe relación alguna entre el acné neonatal y el que aparece más tarde en la vida. Aunque el aspecto es similar, hay algunas diferencias: el mecanismo de producción es diferente, la expresión clínica también (en el acné neonatal no hay comedones – espinillas -, ni quistes – granos grandes dolorosos con pus -) y su evolución es totalmente benigna.
No hay nada que se pueda hacer para evitar que aparezca.
Dado que suele ser leve y se resuelve espontáneamente sin dejar cicatrices, no precisa en general ningún tratamiento y es suficiente con lavar la cara del bebé con agua tibia y un jabón suave. En determinados casos se puede indicar un tratamiento con una crema suave con corticoide.