El uso de chupetes conlleva tanto beneficios como riesgos. Uno de los inconvenientes del uso de chupete durante el sueño en niños de menos de un año, es que puede interferir con el establecimiento de una lactancia materna adecuada y prolongada. Sin embargo, estudios recientes parecen descartar que el chupete disminuya la duración de la lactancia materna.
Los dos principales beneficios demostrados de los chupetes son la disminución de la estancia de los niños prematuros en los hospitales y del riesgo de muerte súbita infantil.
Los riesgos asociados al uso del chupete, especialmente en el caso de un uso prolongado, son los efectos negativos que se producen sobre la salud dental.
En lo referente al riesgo de lesiones, la utilización “inadecuada” de los chupetes puede provocar asfixia.
Hay diferentes tipos de chupetes, de látex, de silicona y con tetinas con distinta forma (redondeadas, simétricas). En general, todos valen si se ajustan a la norma europea EN 1400:2002. Los expertos que han elaborado este documento ya han elegido los materiales, formas y dimensiones más adecuadas y seguras para los chupetes.
Las principales recomendaciones de seguridad son:
No es necesario cambiar de chupete, aunque a partir de la aparición de los primeros dientes algunos pediatras recomiendan chupetes de látex, porque son más resistentes.
En niños amamantados se recomienda ofrecer el chupete a partir de que esté establecida claramente la lactancia materna, generalmente tras el primer mes de vida.
En niños alimentados con biberón, se puede utilizar el chupete desde los primeros días de vida.
Es recomendable retirar el chupete al llegar el año de edad. El síndrome de muerte súbita del lactante es excepcional por encima de esta edad, así que a partir de ese momento no tiene ningún beneficio evidente, además, puede aumentar el riesgo de padecer otitis media. La utilización de chupete a partir de los 2 años de edad se asocia con problemas en los dientes (malposición y alteración de la mordida).
Los chupetes se pueden lavar con agua y jabón y aclararlos con agua del grifo abundante para que no quede ningún resto. Cuando estén secos y mientras no se usen, es recomendable guardarlos en una caja para evitar que se llenen de polvo.
Los chupetes suelen deteriorarse con el tiempo. Hay que comprobar su estado con asiduidad y sustituirlos si se aprecia algún cambio en su consistencia, una fisura, un agujero o cualquier otro signo de deterioro.
Sí, no todos los bebés tienen los mismos gustos. En este caso no hay que empeñarse en que lo utilicen.