Los recién nacidos sanos amamantados obtienen toda la energía, agua y los nutrientes que necesitan de la leche de su madre. En las primeras 48 horas de vida, pequeñas cantidades de calostro (la primera leche que sale) son suficientes y la mayoría de bebés no necesitan otro aporte.
Algunas veces, en situaciones especiales, pueden necesitar, además de la leche que obtienen del pecho, un aporte extra al que llamamos suplemento. El suplemento puede ser de leche de la propia madre, leche donada o "leche artificial" (sucedáneo de leche humana).
No se recomienda la utilización rutinaria de suplementos ni de ningún otro líquido diferente a la lactancia materna excepto si está médicamente indicado. Estos podrían interferir en la duración y éxito de leche materna exclusiva sin producir un claro beneficio en la salud o en la ganancia ponderal del recién nacido sano, en condiciones normales. Es preferible atender a las necesidades de la madre mejorando la técnica de lactancia materna e informando sobre otras técnicas de extracción manual y conservación, antes que ofrecer directamente un suplemento.
La primera opción siempre debería ser suplementar con leche extraída de la propia madre; en segundo lugar, si es posible, leche donada de banco y, en último lugar, si no se dispone de ninguna de las anteriores y si está médicamente indicado, se utilizará leche artificial o fórmulas de inicio. No se recomienda el uso de suero glucosado. En recién nacidos con familiares de primer grado (padres o hermanos) con atopia (alergia alimentaria, dermatitis, rinitis, asma alérgica) podría estar indicado en algunos casos el uso de fórmulas hidrolizadas parcialmente antes que una fórmula artificial estándar en caso de necesitar suplementación.
Sin embargo, habitualmente suele ser necesario el suplemento de leche artificial por ausencia de leche materna en cuyo caso, si está médicamente indicado, debe facilitarse y enseñar a la madre a prepararlo correctamente (30 ml de agua por cada cacito de fórmula de inicio).
Las situaciones en las que está médicamente indicado suplementar durante los primeros días tras el nacimiento son las siguientes:
Cuando existe una indicación médica para la administración de leche artificial, es necesario fomentar la técnica adecuada y continuar estimulando la producción de leche dado que favorecerá la posibilidad de continuar con la lactancia materna tras la resolución de la situación.
Existen diferentes técnicas para administrar suplementos a un bebé amamantado: la cucharilla, el recipiente-cuchara, la taza o vaso, la jeringa o la sonda. Se recomienda usar el método que más se adecue a las necesidades del bebé y su madre, evitando el uso de tetinas siempre que sea posible.
Las técnicas más adecuadas son las que combinan la alimentación con el dedo y la jeringa o la sonda, estas últimas además ayudan a entrenar y corregir los problemas de succión. Se puede utilizar también un suplementador o relactador.
A la hora de decidir cuál de ellos utilizar hay que individualizar cada caso, todos tienen ventajas e inconvenientes y pueden resultar útiles en distintas circunstancias. Además del motivo por el que se decide suplementar, otros factores a tener en cuenta son los siguientes:
El relactador es un dispositivo que permite que el bebé reciba suplementos de leche materna extraída o leche artificial mientras succiona del pecho. Consiste en un contenedor de leche (ya sea una bolsa o una botella de plástico) que la madre se cuelga alrededor del cuello y unas sondas. A través de una válvula, salen dos sondas que se deben fijar al pecho de la madre con cinta adhesiva y cuyo extremo se coloca en la punta del pezón cuando el niño va a mamar. Cuando el bebé se agarra al pecho y succiona, obtiene la leche del relactador junto con la leche del pecho de la madre. La succión ayuda a estimular la oferta de leche materna y la leche del relactador actúa como recompensa para el bebé por succionar correctamente.
Se pueden utilizar sondas de distintos tamaños para que la leche fluya en mayor o menor cantidad según convenga. Se suele empezar por la más ancha, y según mejora la succión del bebé se van utilizando sondas cada vez más estrechas para que tenga que hacer más esfuerzo. Salvo en el caso de alimentación de gemelos, si solo se utiliza una de las dos sondas la otra hay que pinzarla para que la leche no se derrame. Tras cada uso hay que limpiar concienzudamente tanto el recipiente como las sondas para mantener la higiene y que queden permeables.
Está especialmente indicado en procesos de relactación (el restablecimiento de la producción de leche después de un destete prematuro) o de inducción de la lactancia de niños adoptados. También sirve para animar a bebés reacios a succionar para que se prendan del pecho, ya que con relactador el alimento fluye más rápidamente y en mayor cantidad que si únicamente mamaran. Este método estimula y recompensa al bebé a succionar.