El tatuaje es una herida punzante en las capas profundas de la piel que se rellena con tinta o pigmentos.
Los tatuajes se hacen por medio de punciones con agujas u otros instrumentos que inyectan los tintes directa y profundamente en la piel. El resultado es la coloración permanente de la misma.
La micropigmentación consiste en la introducción más superficial (debajo de la epidermis) de pigmentos y colorantes. La duración es de meses o años.
La costumbre de decorarse el cuerpo con un significado cultural o místico existe desde hace milenios.
En la actualidad, en el mundo occidental, los motivos para realizar un tatuaje en la piel pueden ser:
Los tatuajes no están exentos de problemas e inconvenientes.
Al realizar los tatuajes pueden trasmitirse infecciones como el sida, la hepatitis B o C. Esto puede ocurrir si no se utilizan agujas de un solo uso.
La zona del tatuaje puede infectarse. Para su prevención es muy importante que la técnica de realización sea limpia y que después se sigan las recomendaciones de higiene.
Se pueden producir reacciones alérgicas a los tintes utilizados.
Si se tiene tendencia a producir queloides, cicatrices que crecen más de los límites normales, se puede desarrollar el mismo tipo de reacción al tatuaje.
La presencia de tatuajes en determinadas zonas corporales en ocasiones puede ser un obstáculo para la aplicación de determinadas técnicas anestésicas (epidural o raquianestesia).
En cuanto a las emociones, el tatuaje puede acabar produciendo un efecto negativo en el joven. Esto pasa en el caso de una imagen mal elegida, que produzca burlas y rechazo. Tatuarse el nombre de la pareja se convierte fácilmente en algo indeseado, sobre todo en la adolescencia, cuando las emociones cambian con frecuencia. A veces, por las características de la piel, el resultado no es bueno y la imagen puede quedar borrosa y con colores poco definidos. Todos estos aspectos pueden afectar de forma negativa la autoestima del adolescente.
Los tatuajes se deben realizar en centros autorizados, con los permisos reglamentarios, y que dispongan de un espacio apropiado. No es recomendable hacerse un tatuaje en lugares que no son estables, como en los conciertos, los mercados o las ferias.
En muchos sitios es preciso ser mayor de 18 años. Por ello, los menores deben acudir con los padres.
El material tiene que ser de un solo uso. Los instrumentos y materiales han de estar limpios y en buen estado de conservación.
Observar que la persona que lo realiza:
Lo más importante es mantener la zona del tatuaje limpia y lavarla con agua y jabón a diario.
Si se observa que el área donde se ha hecho el tatuaje se hincha, se pone roja, caliente, tiene pus o mal olor se debe consultar al médico.
Eliminar un tatuaje no es tan fácil como parece. la forma ás habitual es con un láser especial. Hay que tener en cuenta que esta técnica:
Además existen existen otras formas menos utilizadas para aclarar los tatuajes.
Es recomendable hablar del tema abiertamente, conocer los riesgos que conlleva y las precauciones que se deben tomar.
Se pueden plantear alternativas que no requieran la perforación de la piel, aunque debe evitarse la llamada henna negra, por las frecuentes reacciones alérgicas cutáneas que provoca.
Es recomendable establecer un tiempo para pensar y que el adolescente tenga suficiente información sobre el tema.
Nunca amenazar con castigos, ya que esto perjudica la confianza y bloquea la comunicación entre padres e hijos.