Desde 2008, cada 18 de noviembre, se celebra el Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos, una iniciativa impulsada por el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC). Su objetivo es concienciar sobre los riesgos asociados al uso inadecuado de los antibióticos y sobre cómo utilizarlos responsablemente, para prevenir la aparición y el desarrollo de resistencias.
La campaña "Antibióticos: tómatelos en serio" ha sido desarrollada como parte de las acciones del Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN), promovido por los mInisterios de Sanidad y Agricultura y coordinado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), con el objetivo de concienciar a los ciudadanos sobre los riesgos asociados al uso imprudente de estos medicamentos en personas y animales.
Además, durante este mes de noviembre se celebra la Semana Mundial de Concienciación sobre el Uso de los Antibióticos, que tiene como objetivo concienciar al mundo sobre el problema de la resistencia a los antibióticos y alentar prácticas óptimas entre la población, los profesionales sanitarios y los planificadores de políticas, para evitar la aparición y propagación de resistencias.
Las bacterias se han vuelto resistentes como consecuencia del uso inadecuado o incorrecto de los antibióticos. Estos usos incorrectos incluyen el autoconsumo de los mismos sin la receta de un médico y la utilización de antibióticos sobrantes para tratar infecciones por virus, como la gripe o el resfriado.
La resistencia a antibióticos supone que las bacterias no pueden ser controladas de manera eficaz por los antibióticos de los que disponemos. Esto puede producir que infecciones bacterianas con buen control, actualmente puedan ser mortales.
Hoy por hoy, el desarrollo de bacterias resistentes a los antibióticos constituye una de las amenazas más serias para la salud pública; las bacterias multirresistentes causan 25 000 muertes al año en Europa. Alrededor de 2800 personas mueren cada año en España por este motivo. Además, este problema genera un gasto sanitario adicional de unos 1500 millones de euros en la Unión Europea.