El cáncer de piel tiene como causa más frecuente la exposición excesiva a las radiaciones ultravioleta del sol. En las últimas décadas se ha producido un aumento de los casos de cáncer de piel, que está relacionado con las actividades al aire libre y el hábito de tomar el sol. Todavía hay muchas personas a las que les parece normal tomar el sol de forma intensa y que consideran que el bronceado es un símbolo de belleza y salud.
Las medidas de protección solar deben adoptarse también en los días nublados, ya que las nubes, sobre todo si son finas, permiten el paso de la radiación ultravioleta. Cuanto mayor es la altitud, mayor es la intensidad de los rayos solares, por lo que hay que extremar las precauciones en zonas de montaña.
La luz reflejada también puede dañar la piel y los ojos. La arena, el agua, el asfalto y la nieve reflejan muy bien la luz del sol y por esta razón, en días muy soleados, incluso estando a la sombra, hay que adoptar precauciones.
También hay que saber que el bronceado artificial, mediante lámparas de rayos ultravioleta A (UVA), puede causar quemaduras y envejecimiento cutáneo prematuro y potenciar el riesgo de desarrollar cáncer de piel.
Es recomendable consultar el índice ultravioleta local para aplicar las medidas de protección. Se puede consultar en la página web de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) para España. Un índice mayor de 5 supone un alto riesgo de que la exposición al sol sin protección resulte perjudicial.