La estrangulación es un tipo de asfixia producida por la compresión directa del cuello, que impide el paso de aire a los pulmones. La sofocación es otro tipo de asfixia producida por una o más de las siguientes circunstancias: existencia de un obstáculo a la entrada de aire debido a estar ocluidos los orificios respiratorios (nariz y boca) o de las vías respiratorias, imposibilidad de realizar los movimientos respiratorios por compresión del torax, o la falta de aire respirable.
Se trata de eventos poco frecuentes, siendo más habituales en niños menores de 4 años, por lo que las medidas de prevención en este grupo cobran mayor importancia.
La mayoría de las recomendaciones se centran en el espacio de dormir, ya que es el lugar donde la asfixia es más probable.
La postura en la que se debe colocar al niño para dormir es boca arriba (sobre la espalda), tanto en las siestas como durante la noche. Al dormir boca abajo, los orificios respiratorios del niño (nariz y boca) tienen más riesgo de obstruirse, impidiendo la entrada de aire. Los bebés que duermen de lado tienen más probabilidades de girar accidentalmente y quedar boca abajo, por lo que esta posición es igual de peligrosa que estar boca abajo. Colocar a los niños boca abajo favorece que ejerciten los músculos del cuello, espalda y brazos, pero siempre deben estar despiertos y vigilados. Es decir, boca abajo para que juegue y boca arriba para que duerma.
El lugar en el que debe dormir un bebé es la cuna. Varios estudios han demostrado que el riesgo de asfixia aumenta cuando los niños pequeños duermen en el sofá o comparten cama con los padres.
Además, la cuna debe reunir una serie de características:
En resumen, la cuna más segura es la cuna vacía. La mayoría de estas recomendaciones pueden extenderse a los parques infantiles y corralitos.
La ropa de un niño podría engancharse con otro objeto y estrangular al niño. Por ello, no se debe colocar nada alrededor del cuello de un bebé (collares, cintas, cadenas, etc.). Además, los collares para niños menores de 14 años deben cumplir varios requisitos legales, por lo que conviene asegurarse de que porten las siglas “CE”.
Los envoltorios y bolsas de plástico forman un sello hermético si se colocan sobre la boca y la nariz y pueden asfixiar al niño, ya que los niños suelen responder quedándose quietos. Por lo que no debe permitirse que los niños jueguen con bolsas de plástico.
Una práctica cada vez más extendida entre los adolescentes es el denominado “juego de la asfixia”. Consiste en comprimir el cuello del joven buscando la euforia que se experimenta al disminuir el riego cerebral. Los jóvenes repiten estos juegos, llevándolos cada vez más al límite en busca de más placer hasta que el tiempo de asfixia es demasiado prolongado. Es evidente el riesgo que suponen estos juegos, por lo que los padres deben advertir a sus hijos.