Las mordeduras de perro son las más frecuentes de las producidas por mamíferos, siendo también importantes las de los gatos, los roedores y los humanos.
Aunque el perro es, probablemente, el animal de compañía más cariñoso y fiel y es pacífico por naturaleza, en España se estima que cada año 70 000 niños sufren agresiones por perros. Son más frecuentes en la edad pediátrica, afectando sobre todo a niños en edad escolar o lactantes. La mayoría son producidas en el hogar, por perros conocidos o propios.
En general producen lesiones leves, aunque en ocasiones pueden ser fatales, siendo estas últimas más frecuentes en los niños de menor edad.
La complicación más habitual es la infección, que sospecharemos por la aparición de fiebre, dolor, calor, pus o enrojecimiento en la zona de la mordedura.
Además, es conveniente conocer el estado de salud y las vacunaciones del perro.
Si ha perforado la piel del niño, sobre todo si la mordedura es en manos, pies, cabeza, cuello o región genital.Si la herida no deja de sangrar tras hacer presión.Si presenta signos de infección.Si el niño está inmunocomprometido o no está vacunado correctamente frente al tétanos.Si se desconoce el estado vacunal del perro.
En el centro sanitario, según las características de la mordedura, el estado del niño y tras otra buena limpieza, se decidirá si se debe suturar o administrar algún tratamiento (vacuna frente al tétanos, antibióticos, analgésico más potente…)
Es importante que un adulto supervise siempre las interacciones entre el niño y el perro. Cualquier perro puede morder.
Hay que educar a los niños sobre cómo interactuar con un perro: