En nuestra latitud es habitual que haga calor durante el verano, sobre todo en los meses de julio y agosto, pero se habla de ola de calor cuando aparecen temperaturas anormalmente altas, durante varios días y que afectan a una parte importante de nuestro territorio.
Así la Agencia Española de Meteorología (Aemet) considera ola de calor “un episodio de al menos tres días consecutivos, en que como mínimo el 10% de las estaciones consideradas registran máximas por encima del percentil del 95% de su serie de temperaturas máximas diarias de los meses de julio y agosto del periodo 1971-2000”.
Estas altas temperaturas pueden ocasionar calambres, cansancio, golpe de calor, deshidratación o quemaduras de la piel, principalmente en los más vulnerables como son los niños pequeños, las embarazadas, los enfermos crónicos y los ancianos.
Unas simples acciones, fáciles de realizar, pueden ayudar a evitar estas graves complicaciones:
En resumen, es fundamental hidratarnos, evitar sitios con altas temperaturas y proteger la piel del sol.
Enlaces para ampliar información
Ministerio de Sanidad: Medidas generales de protección y prevención frente a temperaturas excesivas