Los ganglios linfáticos son una parte del sistema inmunológico de nuestro organismo, que es el encargado de defendernos frente a las infecciones y otras enfermedades. Los ganglios contienen unas células muy importantes para llevar a cabo esta función, que se llaman linfocitos.
Hablamos de adenopatías cuando los ganglios linfáticos se inflaman y aumentan de tamaño, pudiéndose palpar en algunos casos. Esto ocurre muy frecuentemente en los niños, ya que tienen más ganglios y son más grandes que en los adultos, las infecciones en ellos son mucho más frecuentes y la respuesta del sistema inmunológico es mayor. Las localizaciones más frecuentes de los ganglios son el cuello y la ingle.
En la gran mayoría de casos las adenopatías no son más que una respuesta del cuerpo frente a una infección leve, generalmente de origen viral. Sin embargo, existen numerosas enfermedades que pueden provocar la inflamación de los ganglios.
En los siguientes casos se recomienda consultar al pediatra:
Las adenopatías por sí mismas no requieren tratamiento. Dado que la mayoría de los casos serán de origen viral, únicamente requerirán tratamiento sintomático con analgésicos o antitérmicos (paracetamol o ibuprofeno). Cabe mencionar que los ganglios pueden permanecer inflamados tiempo después de haberse curado la infección.
En el caso de que las adenopatías sean secundarias al contacto con un insecto o animal, o bien se hayan sobreinfectado, es posible que se requiera tratamiento antibiótico. Incluso en determinados casos puede ser necesario un drenaje quirúrgico.