Cuando se habla de alergia al polvo de la casa, en realidad lo que ocurre es que existe alergia a los ácaros. Los ácaros son unos arácnidos diminutos que se alimentan de las sustancias que hay en el polvo de la casa. Desprenden unas partículas muy pequeñas que están en el aire, y que causan los síntomas en las personas que tienen alergia.
Para evitar los síntomas es importante conocer el medio ambiente en el que vive el niño, incluido su grado de exposición además de su nivel de sensibilización y la gravedad de su enfermedad. Se ha demostrado que cuanto más intensa es la sensibilización del paciente a los ácaros, más se va a beneficiar con las medidas de control ambiental. Para que sean efectivas han de realizarse todas conjuntamente (se ha demostrado que la aplicación aislada de una o dos de estas recomendaciones no es efectiva) y su aplicación ha de ser muy estricta.
Las medidas más eficaces son:
Otras medidas de eficacia menos contrastada son el uso de filtros de aire para retener alérgenos de ácaros, la utilización de acaricidas (productos que “matan” a los ácaros) y de aire acondicionado.