El bruxismo consiste en apretar o rechinar los dientes produciendo un ruido característico e intenso. Suele realizarse de forma inconsciente.
Puede tener lugar durante el sueño (bruxismo de sueño) o mientras que el niño está despierto (bruxismo despierto)
Es muy común en los niños pequeños, pero puede aparecer en todas las edades.
Es más frecuente en niños con síndrome de Down, parálisis cerebral o bien con maloclusión dental.
No está clara. Hay múltiples factores que parecen implicados: genéticos (suelen existir antecedentes familiares), factores dentales (maloclusión), la salida de los dientes en los bebés, trastornos del sueño, tensión emocional, estrés o ansiedad (sobre todo en adolescentes).
En los niños pequeños, salvo el ruido molesto, no suele producir otros síntomas. Desaparece habitualmente antes de los 6 años.
Si persistiese una vez que salen los dientes definitivos, podría producir dolor en la articulación temporomandibular, hipertrofia de los músculos masticatorios, aumento de la sensibilidad dental, cefalea o un desgaste progresivo de los dientes.
Es recomendable acudir al odontólogo quien valorará el tratamiento adecuado si los niños ya tienen los dientes permanentes y el bruxismo es persistente.