La caries es una infección de los dientes causada por algunos microorganismos presentes en la boca como el Streptococcus mutans, aunque otros tipos de bacterias también pueden causarla.
Cuando se toman alimentos azucarados, una parte de estos queda sobre la superficie dental, es entonces cuando las bacterias los metabolizan produciendo ácidos que destruyen el esmalte dental. Para compensar esta destrucción del esmalte, la saliva y el flúor remineralizan el diente. Si ocurre un desequilibrio entre la desmineralización y la remineralización, a favor de la primera, se produce una erosión dental y, como consecuencia, la caries.
La prevención de las caries implica la actuación a varios niveles:
El flúor es un mineral que ayuda a la fortificación del diente y a la prevención de caries. Los niños deben cepillarse los dientes dos veces al día con una pequeña cantidad de pasta fluorada.
El cepillado de los dientes de niños menores de tres años debe ser realizado por los padres con una pasta que contenga 1000 ppm de flúor y con una cantidad equivalente a un grano de arroz.
A partir de los tres años el cepillado debe ser realizado por los niños, con la supervisión de una persona mayor. La cantidad será similar a la de un guisante con una pasta con 1000-1450 ppm de flúor. Para que los niños no ingieran la pasta de dientes se debe evitar que beban agua después de cepillarse los dientes.
Los suplementos de flúor orales se deben restringir a niños con factores de riesgo de caries, como son aquellos con hábitos alimentarios inadecuados, higiene oral deficiente, anomalías morfológicas de la cavidad oral y siempre bajo la indicación de un profesional.