Las lesiones eléctricas se producen cuando el organismo entra en contacto con una corriente eléctrica. El cuerpo humano conduce muy bien la electricidad.
El paso de la corriente eléctrica por el organismo puede dañar los tejidos internos más que la piel y producir un paro cardiaco, la destrucción de fibras musculares, nervios y tejidos atravesados por la corriente. También puede producir quemaduras por el efecto térmico de la fuente eléctrica.
La gravedad de las lesiones provocadas por la electricidad depende de la resistencia de la piel y mucosas, del tipo de corriente eléctrica (alto o bajo voltaje) y de la duración del contacto.
Se considera que la tensión eléctrica es alta cuando se superan los 1000 voltios para la corriente alterna o los 1500 para la corriente continua.
Las más habituales son las de bajo voltaje, ocasionadas en el domicilio por el contacto con enchufes, cables pelados, electrodomésticos en mal estado, etc. Suelen afectar a las manos y a la boca. La curiosidad de los niños pequeños les lleva a tocar y a llevarse a la boca cualquier objeto.
Las de alto voltaje son muy graves y más frecuentes en la adolescencia.
Es importante mantener la calma para actuar de forma adecuada.
Si el niño está atrapado por una corriente de baja energía:
Una vez que la persona esté liberada de la fuente de electricidad, si está inconsciente revisar si respira. Si no respira comenzar a hacer maniobras de reanimación cardiopulmonar básica (boca a boca y masaje cardiaco: 2/30). Si está consciente hay que llevarlo a un centro médico para que lo valoren.
Si se ha producido una quemadura, retirar la ropa que no esté pegada a la piel y echar agua fría hasta que cese el dolor.
No tocar con las manos directamente a una persona atrapada por la electricidad (baja energía) para que la descarga no afecte también a la persona que socorre al niño. Si es una corriente eléctrica de alta energía, no acercarse a menos de 6 metros.
Si se ha producido una quemadura no aplicar hielo, mantequilla, dentífrico, ni otros remedios caseros. No romper las ampollas, ni retirar la piel muerta.