Las maloclusiones dentales son, después de la caries y los problemas periodontales, uno de los problemas más habituales en salud bucodental según la Sociedad Española de Odontopediatría (SEOP). Se trata de una alteración en el proceso de crecimiento óseo de los maxilares, así como en la posición de los dientes, lo que produce un mal funcionamiento del aparato masticatorio y en muchas ocasiones alteraciones estéticas asociadas.
En muchos casos las maloclusiones comienzan a manifestarse desde la infancia, a lo largo del desarrollo de la anatomía del niño. La genética y la herencia paterna, así como algunos malos hábitos desarrollados a edades tempranas están en el origen de estas alteraciones.
Por esta razón, es una patología que se debe tratar desde la edad infantil.
Los principales hábitos infantiles que pueden producir una alteración en el crecimiento y contribuir a la aparición de maloclusiones son los siguientes:
Podemos clasificar las maloclusiones dentales en los tres planos del espacio:
Maloclusiones en el plano transversal: se producen cuando no existe una coordinación entre las anchuras del maxilar superior y la mandíbula. La más común es la mordida cruzada, debida a un maxilar superior demasiado estrecho.
Maloclusiones en el plano vertical: pueden derivar en una mordida abierta o una sobremordida aumentada. Esto implica que los incisivos superiores e inferiores no llegan a tocarse, o en el caso de sobremordida aumentada, que entran demasiado en contacto y pueden quedar solapados.
Maloclusiones en el plano sagital: hacen referencia a la posición de la mandíbula y los dientes inferiores respecto al maxilar y dientes de la arcada superior.
Desde la Sociedad Española de Ortodoncia (SEDO), se recomienda realizar una visita con el ortodoncista antes de los 7 años de edad. Esto permitirá una detección precoz de la maloclusión y plantear un tratamiento efectivo.
El hecho de no realizar un tratamiento a tiempo puede agravar la maloclusión y generar la necesidad de tratamientos más complicados en el futuro, pero lo más importante es que puede derivar en una alteración de las distintas funciones orales, como alteraciones en la fonación, dificultad en la masticación o alteraciones de la deglución y sellado labial, entre otras.
Estos tratamientos interceptivos evitarán que el problema vaya a más y deberían iniciarse a partir de la transición de dentición temporal a dentición mixta (6-7 años). Se trata de tratamientos enfocados a la corrección de toda alteración incipiente.