Es un trastorno de tics crónico en el que durante más de un año coexisten en el niño tics motores (de movimientos) y tics fónicos (de sonidos).
Los tics son movimientos o sonidos involuntarios, bruscos y sin ningún propósito, que se repiten y suelen empeorar en determinadas situaciones estresantes para el niño.
Suele iniciarse entre los 5-10 años de edad y es 4 veces más frecuente en niños que en niñas.
Se desconoce la causa exacta, pero se piensa que puede deberse a cambios en el equilibrio de los neurotransmisores (sustancias que actúan en la comunicación de las células nerviosas).
Existe además una base genética, siendo frecuente que haya una historia familiar de tics.
No existe ninguna prueba o análisis específico para ello, siendo un diagnóstico basado en una correcta evaluación y exploración.
Hay que recordar que este síndrome se puede asociar a otras entidades como el déficit de atención e hiperactividad (TDAH), el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) o trastornos del sueño o del aprendizaje.
Es fundamental que tanto el niño como todo su entorno conozcan y comprendan el síndrome para así mejorar su calidad de vida.
Se pueden usar terapias cognitivas y en los casos más importantes o que no mejoran con estas, se pueden instaurar tratamientos con fármacos.
En la mayoría de los casos ocurre una remisión total o casi total al llegar a la adolescencia o con el inicio de la vida adulta.