La cera o cerumen está formada por las secreciones que se producen en las glándulas de la piel del tercio externo del conducto auditivo, la parte externa del oído, que arrastran pelos, células descamadas y sustancias que se introducen en el oído.
La cera no es perjudicial, es protectora. Evita infecciones y que suciedad, agua o cuerpos extraños penetren y dañen el oído medio.
La formación de un tapón de cera no está asociada con mala higiene personal, todo el mundo tiene cera en los oídos.
En general la cera va saliendo al exterior por si sola pero, en ocasiones, se acumula demasiada cantidad y acaba taponando totalmente el conducto. Puede ser por excesiva producción o bien por la forma del conducto auditivo o por una mala técnica de limpieza.
No siempre se puede prevenir la formación de un tapón de cerumen. Se debe limpiar solo la cera que se vea en el exterior con una toalla o paño. El uso de bastoncillos es perjudicial y está totalmente contraindicado, ya que introduce y compacta más la cera.
Pueden producir dolor, molestias o picor en oído, así como disminución de la audición. Tampoco es extraño que ocasionen sensación de mareo o alteración del equilibrio.
Si producen síntomas se debe acudir a su médico quien valorará la indicación de retirar o no el cerumen. En algunas ocasiones, la cera impide la visualización del tímpano y es necesario extraerla para valorarlo.
En el caso en que esté indicado, hay 3 métodos: