La sociedad industrializada ha traído cambios profundos en nuestro entorno como la utilización creciente de computadoras. El tiempo que pasamos frente a pantallas luminosas de ordenadores y otros dispositivos no para de aumentar, ya que se encuentran incorporados a muchas de nuestras actividades laborales y recreativas, provocando un aumento del esfuerzo para mantener la visión cercana.
Las molestias oculares y visuales derivadas del uso de las pantallas de visualización se conocen como síndrome de la pantalla de visualización. Factores como una mala iluminación en el local o una insuficiente resolución de la pantalla del ordenador favorecen la aparición de este síndrome, así como los reflejos, los brillos o la mala ventilación de la sala. También pueden influir la suciedad de la superficie del monitor o la acumulación de calor en el espacio donde se encuentra la pantalla. Son los llamados condicionantes ergonómicos y ambientales.
La sintomatología puede ser muy variada: visión borrosa, sequedad ocular, irritación, sensación de arenilla, quemazón, pesadez de párpados, lagrimeo. Y también, sensación de tensión ocular, visión doble y fotofobia (molestias ante la luz).
A veces se puede asociar a dolor de cabeza, náuseas, mareos y vértigo, así como rigidez y dolor de hombros, cuello, espalda, brazo, muñecas y manos (por el uso del teclado y ratón).
Si se siguen estas normas y las molestias visuales no disminuyen se debe consultar a su pediatra que valorará si hay alguna condición ocular predisponente para que persistan los síntomas, como defectos de graduación, ojo seco u otros trastornos que requieran valoración por un oftalmólogo o bien estudios adicionales. Estudios recientes han demostrado que el uso continuado y durante largas horas de pantallas (ordenadores, tabletas, móviles, etc.) está aumentando el número de miopes en la población infantil.