Los bebés no saben respirar por la boca, por eso, cuando tienen mocos respiran con dificultad y puede ser conveniente realizar los lavados nasales.
El suero fisiológico es “el pañuelo” de los niños pequeños que aún no saben sonarse. Si se tiene en cuenta esta idea, resultará fácil entender la respuesta a esta pregunta: hay que hacer tantos lavados nasales como sean necesarios para que el niño esté más cómodo y respire mejor.
Sin embargo, no es recomendable usar con tanta frecuencia los aspiradores de secreciones. La presión de succión que producen puede ocasionar sensaciones desagradables en el oído y resecar la mucosa (piel que recubre por dentro la nariz). Así que es mejor limitar su uso: una o dos veces al día, solo si hay mucho moco para aspirar (eso se ve) y sin hacerlo de forma brusca.
Para limpiar la nariz con suero fisiológico existen diferentes sistemas que se pueden comprar en la farmacia. Cualquier método es igual de eficaz si se realiza correctamente. Quizás sean mejor los envases pequeños, ya que la utilización de un mismo frasco, catarro tras catarro, favorece su contaminación por gérmenes. También es importante que cada niño tenga su propio dispositivo, para intentar que no se pasen los virus de uno a otro.
Los lavados nasales no suelen gustar a los niños, por lo que a veces hay que hacer auténticas “llaves marciales” para poder sujetarlos.
Se proponen algunos consejos que podrían ayudar: