Cada año con la llegada del invierno vuelve la gripe, una enfermedad que se presenta de forma epidémica, es decir, con gran actividad y circulación del virus (predominantemente en los meses de noviembre a marzo).
Los niños son el factor fundamental en la cadena de transmisión de la enfermedad debido a que excretan los virus durante más tiempo que los adultos, y también porque la carga de virus excretados es mucho mayor que en estos, lo que los convierte en los principales agentes en la transmisión de la enfermedad. Además, las mayores tasas de incidencia de gripe se registran en estas edades, no estando exenta de complicaciones.
Numerosos estudios han demostrado que la vacunación frente a esta enfermedad tiene un elevado perfil de seguridad con un balance riesgo-beneficio favorable. El efecto adverso más frecuente (5-20% de las personas que reciben la vacuna) es la reacción local, con enrojecimiento y dolor en la zona del pinchazo.
Por todos los motivos anteriores, el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP) analiza anualmente la evidencia científica disponible y publica todos los años al inicio de la temporada otoñal sus recomendaciones para la vacunación antigripal para niños y adolescentes. Las de la temporada 2019-2020 se pueden ver aquí.
La vacunación de la gripe es una actuación especialmente indicada para personas, niños y adultos incluidos en los grupos de población considerados de riesgo. Pertenecen a estos grupos de riesgo quienes, debido a una condición o enfermedad de base que padecen o por el tratamiento que reciben, pueden sufrir formas complicadas y más graves de la gripe o sufrir una desestabilización de su enfermedad de base, lo que comporta un mayor riesgo de mortalidad. Este es el caso de las personas con diabetes o con asma, entre otros.
En la infografía adjunta se explican todas las claves de la gripe, así como a quiénes y por qué recomienda el CAV-AEP vacunar frente a la gripe.