El dolor torácico o “de pecho” es un motivo de consulta poco frecuente en urgencias pediátricas, pero genera una gran ansiedad tanto en padres como en niños debido al temor a padecer una enfermedad del corazón.
La mayoría de los casos son situaciones benignas de origen desconocido (idiopático) o de causa osteomuscular.
- El dolor torácico idiopático suele presentarse en niños mayores (preadolescentes-adolescentes). Son episodios de dolor intenso, cortos y recurrentes, sin otros síntomas asociados. No se consigue reproducir el dolor a través de ninguna maniobra.
- El dolor torácico de origen osteomuscular suele ser debido a una inflamación leve de las articulaciones entre el esternón, la clavícula y las costillas. Cede con el reposo y la toma de antiinflamatorios (como el ibuprofeno). Generalmente existen antecedentes de traumatismo o ejercicio intenso. Las molestias empeoran con los movimientos y con la respiración profunda, y el dolor se reproduce con la palpación. Puede persistir meses.
- Otras causas posibles de dolor en el pecho son:
Respiratorias: crisis de asma, neumotórax, neumonías
Digestivas: reflujo gastroesofágico, esofagitis, o ingestión de cuerpo extraño
Psicológicas: ansiedad o crisis de pánico
Enfermedad del corazón: pericarditis, miocarditis, arritmias. Estas causas son muy poco frecuentes.
Suele ser un dolor de corta duración, localizado, de intensidad leve, que aparece en reposo, sin que haya un antecedente de traumatismo o golpe, y que normalmente cesa de manera espontánea.
Además, el niño se encuentra bien y el dolor no suele acompañarse de otros síntomas como palpitaciones, taquicardia o algún signo de infección (fiebre).
Hay que consultar con el pediatra de atención primaria cuando un niño se queje de dolor torácico, y no ceda de manera espontánea o persista en el tiempo, aunque en la gran mayoría de las ocasiones va a ser una patología benigna. Mientras, es recomendable tranquilizarle y se le puede dar un antiinflamatorio como el ibuprofeno.
El pediatra hará una historia clínica y exploración exhaustivas y, en muy pocos casos será preciso realizar pruebas complementarias (electrocardiograma, analítica o radiografías). Solo serán necesarias en aquellas ocasiones en las que el médico observe signos de alarma.
En la mayoría de las ocasiones el dolor torácico va a ser idiopático u osteomuscular, por lo que será suficiente tratarlo con reposo con antiinflamatorios como el ibuprofeno.
En el resto, el tratamiento será el de la enfermedad desencadenante.