Cuando un insecto (mosquito, avispa, abeja, pulga, etc.) o una araña pican, inoculan sustancias en el cuerpo que irritan la piel, haciendo que aparezcan habones o ronchas en la zona en la que han picado.
Principalmente dependen del animal. Por ejemplo, no es lo mismo que pique un mosquito, una araña, una garrapata o una avispa.
Mosquitos: suelen provocar habones, más raramente ampollas, que pican.
Avispas y abejas: en este caso el habón duele. Pasadas unas horas después de la picadura el habón suele ir disminuyendo. En algunas personas, la picadura sigue aumentando de tamaño lentamente durante varias horas. Una diferencia entre avispas y abejas es que la primera no deja el aguijón clavado.
Garrapata: suele quedarse adherida a la piel y se va hinchando según chupa la sangre del huésped. Otras veces, la picadura pasa desapercibida y unos días después se aprecia una costra negra.
Arañas y escorpiones: las arañas producen una mancha roja en la piel con dos puntos centrales mientras que los escorpiones solo uno, que puede doler. Las especies que existen en España son poco peligrosas.
Chinches y pulgas: ambos producen varias picaduras y ronchas agrupadas sobre una zona del cuerpo. El picor es inmediato.
Además, las reacciones en algunas personas son más intensas, ya sea en el lugar de la picadura, con grandes habones y vesículas, o de forma generalizada, con ronchas y habones por todo el cuerpo (urticaria), dificultad respiratoria o un colapso circulatorio que puede poner en peligro la vida. Las avispas y las abejas son las que producen reacciones graves con más frecuencia, aunque hay que tener en cuenta que son poco habituales en los niños.
Si lo que ha picado es una abeja y el aguijón ha quedado clavado en la piel, es conveniente extraerlo con unas pinzas lo más pronto posible para frenar la entrada del veneno en el cuerpo. Puede intentarlo si está accesible y se ve fácil. No es recomendable hurgar mucho en la zona, porque además de poder aumentar la inoculación del veneno, se puede producir una infección.
Las reacciones graves provocadas por avispas y abejas suelen comenzar con picor en los ojos, las palmas y las plantas, además de enrojecimiento generalizado del cuerpo. En pocos minutos se puede añadir dificultad para respirar, malestar general, con palidez y piel fría, náuseas y vómitos. Así que, si el niño comienza con estos síntomas, hay que llevarlo al centro médico más cercano de forma urgente o llamar al 112.
Generalmente, solo leves molestias en la zona de la picadura.
Las personas con alergia a las picaduras de avispas o abejas pueden tener reacciones graves que pongan en riesgo la vida. Suelen ser muy rápidas, inmediatas a la picadura.
Algunas medidas sencillas pueden disminuir y evitar algunas picaduras durante el verano: