Edades y etapas
Mi hijo me muerde. ¿Qué debo hacer?
Casi todos los bebés, en un momento u otro, muerden el pecho de su madre. Es importante identificar si existe algún motivo que lo esté provocando
¿Por qué?
Casi todos los bebés en un momento u otro muerden el pecho de su madre. Se trata de algo normal en el desarrollo de las habilidades de la boca, que les permite posteriormente ser capaces de tomar alimentos sólidos.
Durante los primeros meses, la boca es la principal forma de estimulación táctil. Durante este tiempo los niños se llevan todo a la boca y lo chupan, como forma de exploración del entorno. Posteriormente, realizan otros movimientos con los labios o la mordida con las encías, para investigar. Todas estas nuevas adquisiciones las van incorporando a la lactancia. Por tanto, el que un niño muerda el pezón entra dentro de lo normal en una determinada fase del desarrollo. No obstante, en algunas situaciones lo realiza como respuesta a algo, como puede ser dolor o incomodidad, para ver la reacción de su madre...
¿Qué puedo hacer?
Cuando un niño muerde a su madre en el pecho, está claro que le produce dolor. Y así se lo tiene que hacer saber ella.
Es importante identificar si existe algún motivo que lo esté provocando (por ejemplo dolor de encías), para intentar, en la medida de lo posible, aliviarle y que deje de hacerlo.
En cualquier caso, es importante que la madre le haga entender que le está produciendo dolor y que, si continúa haciéndolo, no se le dará más pecho. Para ello puede probar de varias maneras:
- Decir un no claro y contundente.
- Poner la cara seria y mirarle fijamente a los ojos.
- Retirarle el pecho de la boca, pero seguir con él en brazos.
De este modo, la información no verbal refuerza la verbal y ayuda al niño a comprender que no lo debe seguir haciendo. En algunas ocasiones, el niño puede protestar o llorar. En ese caso se le consolará, pero siempre haciéndole entender que ha hecho daño. Después se le puede volver a ofrecer el pecho, pero recordándole lo que no debe hacer.
Puede ocurrir que haya que repetirlo en algunas ocasiones, pero al final acaban entendiendo y dejan de hacerlo.
No es conveniente reírse o que el niño lo vea como un juego porque, en ese caso, puede repetirlo para llamar la atención de la madre o ver su reacción.