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Escrito por pediatras, pensado para las familias

Convulsiones en niños. Actuación, recomendaciones y mitos.

La mayoría de las convulsiones ceden solas. Es fundamental mantener la calma e intentar que no se haga daño

¿Qué es una convulsión?

Una convulsión es aquella situación en la que súbitamente, el niño  generalmente empieza con movimientos musculares repetidos, que suelen acompañarse de pérdida de consciencia. 

En los niños, la causa más frecuente es la fiebre, las llamadas convulsiones febriles, pero existen otras causas como la bajada de glucosa (hipoglucemia), traumatismos en la cabeza, infecciones (como  en la meningitis), drogas o epilepsia.

¿Qué síntomas o signos produce una convulsión?

De forma repentina el niño pierde la consciencia, es decir, deja de responder al llamarle o al estimularle. El cuerpo puede ponerse rígido y comenzar con sacudidas rítmicas de los miembros, la cabeza o el tronco o, por el contrario, puede quedarse fláccido. La boca se puede poner de color azulado o morado, encajada con fuerza y los ojos en blanco o con la mirada perdida.

Puede ser que el niño se orine, aunque ya no lleve pañal. También puede vomitar.

Lo anteriormente descrito es lo que más frecuentemente aparece, aunque puede haber convulsiones que se manifiesten de forma atípica.

¿Cuánto dura una convulsión?

Aunque generalmente a los padres se les hace eterna, un episodio de convulsión suele durar menos de cinco minutos. Si es posible, lo ideal es controlar con un reloj la duración de la convulsión.

¿Qué puedo hacer durante la convulsión?

La mayoría de las veces las convulsiones van a ceder solas. 

Sí es importante 

-       Mantener la calma, no dejar solo al niño e intentar que no se haga daño.

-       Tumbarlo de lado, sobre un costado, porque así le costará menos respirar

-       Alejar objetos con los que se pueda golpear.

-       Se recomienda pedir ayuda al teléfono de emergencias 112 ante una convulsión, sobre todo si dura más de 5 minutos o es la primera vez que ocurre.

Si el niño suele sufrir convulsiones y su pediatra se lo ha prescrito, administrarle la medicación que le hayan recetado.

¿Qué no debe hacerse durante una convulsión?

No es necesario iniciar maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP), ni respiración boca a boca, ni sacudir o zarandear. 

No se deben meter los dedos en la boca, ni ningún otro objeto.

Cómo manejar una convulsión fuera de un centro sanitario

Si nos encontramos con un niño que está sufriendo una convulsión en un entorno como el colegio, en casa o en la vía pública, lo primero es mantener la calma. Acercarse con cuidado y asegurarse de que el niño esté en un lugar seguro, lejos de cualquier objeto que pudiera causarle daño. 

No intentar sujetar al niño ni detener sus movimientos.

A continuación, colocar al niño en posición de seguridad. Esto implica acostarlo de lado, preferiblemente con la cabeza ligeramente inclinada hacia atrás para facilitar la respiración y evitar que se atragante con su propia saliva o vómito. 

Es importante aflojar cualquier prenda de ropa que pueda estar ajustada alrededor del cuello o la cintura para asegurar que respire con facilidad.

Si el niño tiene medicación de rescate disponible y usted ha sido instruido sobre cómo administrarla, hágalo siguiendo las indicaciones específicas para su uso. Esto puede incluir medicamentos como diazepam en formato rectal o midazolam en formato bucal. Sin embargo, es crucial seguir exactamente las instrucciones y dosis proporcionadas por los profesionales de salud.

Recuerde no introducir ningún objeto en la boca del niño durante la convulsión, ya que esto puede causar lesiones adicionales. Tampoco intente darle de beber o comer hasta que esté completamente despierto y alerta tras la convulsión.

Finalmente, llame inmediatamente a los sistemas de emergencias (número 112 en España) para informar sobre la situación. Proporcione toda la información relevante, como la duración de la convulsión, cualquier antecedente médico conocido del niño y las medidas que ya se han tomado. Manténgase en línea hasta que los servicios de emergencia lleguen y puedan hacerse cargo del niño.

La pronta intervención y el manejo adecuado pueden marcar una gran diferencia en la seguridad y recuperación del niño.

MITOS SOBRE CONVULSIONES

1. Las convulsiones febriles se producen cuando la fiebre es alta

La convulsión es una respuesta del cerebro a los cambios bruscos de temperatura (ya sea aumento o descenso rápido). Puede aparecer incluso cuando el niño todavía no tiene fiebre y la temperatura está comenzando a subir.

2. Administrar antitérmicos de forma precoz para evitar que le suba la fiebre previene las convulsiones 

Como se señala anteriormente, la convulsión podría producirse incluso cuando la temperatura está empezando a aumentar, muchas veces ni siquiera da tiempo a reconocer que el niño tiene fiebre. Administrar antitérmicos de forma precoz no evita que el niño convulsione.

3. Las convulsiones provocan daño en el cerebro y siempre dejan secuelas

La mayoría de las convulsiones son procesos de corta duración, por lo que no tienen por qué dañar el cerebro ni dejar secuelas, esto dependerá del tipo y duración de la crisis.

4. La convulsión es un signo de infección grave

No existe relación entre la convulsión febril típica y la gravedad de la infección. De hecho, a menudo aparecen con infecciones víricas banales.

5. Ante una convulsión hay que introducir algo en la boca para evitar que se trague la lengua

No existe riesgo de tragarse la lengua y no debe introducirse nada en la boca del niño ante una convulsión. Al contrario, se debe retirar todo lo que tenga en la boca para despejar la vía aérea.

 

Artículo publicado el  
1-12-2025, revisado por última vez el 1-12-2025
La información ofrecida en En Familia no debe usarse como sustituta de la relación con su pediatra, quien, en función de las circunstancias individuales de cada niño o adolescente, puede indicar recomendaciones diferentes a las generales aquí señaladas.