Vacuna frente a la fiebre amarilla
Es una vacuna no indicada actualmente en España, pero sí en otros países
La fiebre amarilla es una enfermedad aguda hemorrágica ocasionada por un virus transmitido por mosquitos. Estos mosquitos pican fundamentalmente durante el día. Se denomina “amarilla” por el color amarillento de la piel (ictericia) que presentan algunos enfermos.
¿Existen vacunas contra esta enfermedad?
En España se dispone de una vacuna compuesta por virus vivos debilitados, que no provocan la enfermedad, pero inducen protección frente a ella.
¿Cómo se administra y qué efectos secundarios puede tener?
Se administra por medio de una inyección subcutánea. Puede aplicarse simultáneamente con cualquier otra vacuna, salvo con la vacuna triple vírica (sarampión, rubeola y paperas). En el caso de que no se administre el mismo día con otras vacunas vivas pinchadas debe separarse por 4 semanas de las mismas; siempre habrá que utilizar este intervalo con la vacuna triple vírica y no podrán las 2 administrarse simultáneamente. Sin embargo, cuando se necesite una protección rápida o para no perder la oportunidad de su recepción, se acepta y recomienda su administración simultánea o con cualquier intervalo menor, puesto que no impide la inducción de suficientes niveles de anticuerpos protectores específicos
La vacunación comprende una única dosis. No precisa refuerzos, puesto que protege de por vida.
Los efectos adversos más comunes son leves en el punto de inyección: dolor, enrojecimiento o tumefacción. También puede dar dolor de cabeza. Son más frecuentes entre el tercer y séptimo día tras la vacunación. En los niños pequeños, las reacciones notificadas con mayor frecuencia fueron irritabilidad, llanto, somnolencia y pérdida de apetito.
Muy excepcionalmente se ha asociado a algunas reacciones graves, afectando al sistema nervioso o a diversos órganos. Las favorece la presencia de algunos factores: edad inadecuada, infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
¿Existe alguna precaución o contraindicación?
No se debe vacunar en el transcurso de una enfermedad febril aguda o si ha tenido alguna reacción alérgica grave a algún componente de la vacuna (huevo, proteínas de pollo), pero en el caso de que la vacuna sea imprescindible, el niño debe ser valorado en una Unidad de Alergia donde se le puede administrar de forma fraccionada bajo vigilancia.
Está contraindicada en niños menores de 6 meses. En los lactantes de 6 a 8 meses el riesgo de complicaciones es mayor, por lo que solo se administrará si el riesgo de adquirir la enfermedad se considera superior al de sus posibles efectos adversos, particularmente en brotes epidémicos.
También está contraindicada en niños con enfermedades o tratamientos que produzcan una importante disminución de sus defensas. En pacientes con una intolerancia hereditaria a la fructosa, es una precaución porque contiene sacarosa.
Si es preciso vacunar a una madre que está lactando a un bebé menor de 9 meses, dado que parte de los virus vacunales se eliminan por la leche materna, se aconseja extraerse la leche y desecharla los 14 días siguientes a la vacunación, que es lo que dura la eliminación del virus tras la vacuna, reinstaurando la lactancia materna posteriormente. Si el bebé es mayor de 9 meses no es necasario suspender la lactancia materna.
¿Quién debe vacunarse?
Aquellos niños que vayan a viajar o residir en áreas donde se transmite el virus causal. Deben ponerse la vacuna 10 días antes de llegar a destino, como mínimo. En España se administra en los centros de vacunación internacional.
Se deben seguir las indicaciones preventivas dictadas por las autoridades sanitarias, respecto a las vacunaciones en caso de viajes internacionales.
[Artículo compartido con el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría]