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Escrito por pediatras, pensado para las familias

Cacas de los bebés. Disquecia del lactante

Con frecuencia, semanas después del nacimiento, los bebés pasan de hacer varias deposiciones al día a hacer una deposición diaria o cada varios días

Bebé vestido con pañal

Con frecuencia, los bebés menores de 6 meses tienen cambios del ritmo intestinal que son fuente de preocupación para sus padres y motivo de consulta al pediatra. Conocer el proceso de maduración del intestino y el ano ayuda a los padres a vivir estos cambios con naturalidad.

¿Por qué los niños recién nacidos hacen tantas deposiciones al día?

Los bebés recién nacidos suelen hacer varias deposiciones en un solo día, normalmente relacionadas con las tomas, en especial los alimentados con leche materna.

Esto se debe a varios motivos. El sistema digestivo del niño ha estado en reposo durante su vida intrauterina y comienza a exponerse a los alimentos tras el nacimiento. Tanto en niños como en adultos, justo después de la comida, se producen movimientos del intestino que favorecen la defecación. A este automatismo se le llama reflejo gastrocólico. Esto ocurre de forma más intensa en las primeras semanas de vida, asociado a la ausencia de fuerza del ano, que es la puerta de salida del intestino, por lo que los lactantes más pequeños suelen hacer deposición justo después o incluso durante las tomas.

¿Por qué algunos lactantes pequeños pasan varios días sin hacer deposición?

Con frecuencia, algunas semanas después del nacimiento, los bebés pequeños pasan de hacer varias deposiciones al día a hacer una deposición diaria o incluso cada varios días, pero de características totalmente normales (líquida, amarilla y con grumos). Este cambio suele sorprender a los padres, que se preguntan si puede deberse a alguna enfermedad o problema del niño.

En ocasiones, este hecho se debe a que el intestino consigue realizar su función de forma mucho más eficaz y absorbe más cantidad de nutrientes, por lo que se genera menos cantidad de heces. Esto provoca que el lactante realice una deposición cada varios días, sin tener ningún problema de salud.

Otros niños, sin embargo, comienzan a esta edad (entre las 2 y las 8 semanas) a tener varios episodios diarios de llanto y encogimiento de piernas, de forma típica después de las tomas. Algunos emiten un gruñido ronco. Estos síntomas suelen durar un rato y desaparecen solos. A veces se alivian con la realización de una deposición de características normales, que puede tardar días en aparecer. Esto se debe a que el ano ha madurado y ha pasado de estar "abierto" de forma permanente, a "cerrarse" con fuerza. El niño es capaz de abrirlo de forma voluntaria, pero no sabe hacerlo justo cuando se mueve el intestino (conocido como "retortijón"). De forma que cuando tiene retortijones, el ano permanece cerrado y él se encuentra molesto porque no salen las heces. En otros momentos del día, relajan el ano y eliminan gases, pero no heces, porque no hay un movimiento intestinal que las empuje hacia fuera. Solo cuando son capaces de abrir el ano coincidiendo con un retortijón, eliminan heces que son normales. A cada niño le lleva un tiempo distinto aprender a coordinar estos procesos, pero finalmente todos los niños sanos lo consiguen.

Estas dos situaciones son fases normales del desarrollo y por ello no precisan de ningún tratamiento, sino de paciencia y comprensión.

¿Qué ocurre si las heces se vuelven duras y el niño pasa días sin defecar?

El estreñimiento en los niños menores de 6 meses es poco frecuente, y se caracteriza por heces duras que generan molestias o dolor al ser eliminadas. Las causas pueden ser múltiples. Muchas veces aparece al pasar de la lactancia materna a lactancia artificial. Otro momento típico coincide con la introducción de alimentos sólidos, como purés y papillas.

Si existe sospecha de estreñimiento verdadero  se debe consultar con el pediatra.

Artículo publicado el  
26-9-2016, revisado por última vez el 31-3-2022
La información ofrecida en En Familia no debe usarse como sustituta de la relación con su pediatra, quien, en función de las circunstancias individuales de cada niño o adolescente, puede indicar recomendaciones diferentes a las generales aquí señaladas.