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Escrito por pediatras, pensado para las familias

Meningitis

La meningitis pueden ser realmente graves si son causadas por bacterias. Pero muchas veces son producidas por virus y se comportan de manera benigna

Niño recibiendo medicación intravenosa

La meningitis es una enfermedad que se caracteriza por la inflamación de unas membranas de tejido, denominadas meninges, que recubren totalmente el cerebro y la médula espinal. Esta inflamación se produce habitualmente tras una infección ocasionada por virus o bacterias que alcanzan el sistema nervioso, aunque existen otros microorganismos, e incluso algunos fármacos, que también pueden ocasionar una  meningitis. Entre las meninges existe un líquido, el líquido cefalorraquídeo, que en las meningitis se encuentra alterado debido a la llegada de células (leucocitos) y elementos inflamatorios que actúan como “defensas” frente a la infección.

 ¿Cuáles son las causas?

La mayoría de los casos de meningitis están causados por bacterias o virus.

La meningitis causada por bacterias es poco frecuente, pero suele ser grave y puede ser de riesgo vital si no se trata de inmediato. En nuestro medio, las bacterias causantes más frecuentes son:

En recién nacidos, Streptococcus agalactiae (estreptococo del grupo B), Escherichia coli y Listeria monocytogenes.

En niños mayores, Neisseria meningitidis (meningococo, sobre todo el tipo B, con un incremento de los tipos W e Y en los últimos años, el C ha disminuido considerablemente por la vacunación), Streptococcus pneumoniae (neumococo), Haemophilus y algunos tipos de estreptococo.

La meningitis causada por virus (también llamada meningitis aséptica) es mucho más frecuente que la bacteriana y suele ser benigna. Muchos de los virus que causan meningitis son muy frecuentes y están relacionados también con los catarros y la diarrea. El virus más comúnmente implicado en este tipo de meningitis es el enterovirus. Otros virus que pueden causar meningitis son: virus herpes, virus de la varicela, virus del sarampión, virus de la parotiditis (paperas) y virus de la gripe.

Otros microorganismos causantes de meningitis son los parásitos y los hongos, pero son mucho menos frecuentes, sobre todo en nuestro medio.

¿Cómo se contagia?

La mayoría de los microorganismos causantes de meningitis son relativamente frecuentes y se pueden encontrar en la garganta de personas sanas. Estos microorganismos se propagan a través de gotitas de líquido procedentes de la garganta o nariz de una persona infectada o portadora. Solamente en algunos casos, el contagio con estos microorganismos evolucionará a una meningitis.

¿Cuáles son los síntomas?

Las manifestaciones clínicas de las meningitis pueden variar en función de la edad y de la causa de las mismas. Los síntomas pueden aparecer de repente o tras un proceso catarral o diarreico.

Los lactantes y niños menores de 2 años suelen presentar síntomas poco específicos (pueden estar presentes en muchos tipos de infecciones) como irritabilidad difícil de calmar, fiebre, rechazo de las tomas, vómitos y decaimiento.

Los niños de mayor edad suelen manifestar dolor de cabeza, vómitos, molestias con la luz, somnolencia o irritabilidad, fiebre y a la exploración se puede encontrar rigidez a la movilización del cuello. Algunos tipos de meningitis se acompañan de lesiones rojo-violáceas en la piel, que pueden aparecer en forma de pequeños puntos que no desaparecen a la presión (denominados petequias). Ante la presencia de este tipo de lesiones en la piel en un niño con fiebre siempre se debe acudir de forma urgente a un centro sanitario.

¿Cómo se diagnostica ?

Cuando existe una sospecha de meningitis, es habitual que se realicen pruebas para ayudar al diagnóstico. Junto al análisis y cultivo de una muestra de sangre, en la mayoría de los casos se realizará una punción en la zona lumbar baja de la espalda (punción lumbar). Esta prueba se hace para obtener una muestra de líquido cefalorraquídeo y poder confirmar que existe una inflamación meníngea. De igual modo, el análisis de este líquido mediante cultivos y otras técnicas permite conocer el tipo de microorganismo que ha ocasionado la meningitis (virus o bacteria). Es poco frecuente que la realización de una punción lumbar ocasione complicaciones más allá de las molestias que supone la propia prueba.

¿Cuál es el tratamiento?

Si el/la pediatra sospecha que la causa de la meningitis es bacteriana, se ingresará al paciente y se iniciará tratamiento antibiótico intravenoso lo antes posible. Las meningitis virales no precisan tratamiento antibiótico y se resuelven de manera espontánea.

¿Qué pronóstico tiene?

Las meningitis virales, que son la mayoría, suelen tener un pronóstico excelente y las secuelas son excepcionales.

La meningitis bacteriana es una enfermedad potencialmente grave y que ocasiona, en algunos niños, secuelas importantes e incluso el fallecimiento. Las secuelas pueden ser daño cerebral, convulsiones, sordera o trastornos del aprendizaje. No obstante, la mayoría de niños que reciben un diagnóstico y tratamiento rápidos se recuperan por completo.

¿Qué hay que hacer si se ha estado en contacto con un enfermo de meningitis?

 Si el caso de meningitis con el que se ha tenido contacto es de causa vírica, no hace falta tomar ninguna medida preventiva especial. Solo en los casos de meningitis bacterianas contagiosas (meningococo, especialmente), los contactos más íntimos de los enfermos deberán tomar un medicamento preventivo durante pocos días. En estos casos, como en muchos otros, lo más sensato y eficaz es seguir los consejos de los responsables sanitarios oficiales. Confíe en ellos y siga sus recomendaciones.

¿Cómo se puede prevenir?

La mejor estrategia de tratamiento de la meningitis es su prevención. Desde la inclusión en el calendario de las vacunas frente a meningococo tipo C, Haemophilus y neumococo, se ha producido un descenso muy marcado del número de meningitis producidas por estas bacterias. En los últimos años se ha introducido la vacuna frente al meningococo B, con muy buenos resultados preventivos. Debido al incremento de casos de meningitis causada por meningococo de los tipos W e Y en los últimos años, se recomienda ampliar la vacunación con una vacuna que engloba los grupos A, C, W e Y. Pregunte a su pediatra acerca de las vacunas disponibles y consulte las recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría.

Por otra parte, como la mayoría de microorganismos que pueden causar una meningitis son relativamente frecuentes en nuestro entorno habitual, los hábitos higiénicos son fundamentales para prevenir la adquisición de estos gérmenes: lavado de manos a menudo (sobre todo después de ir al baño, toser, sonarse la nariz o cambiar pañales), evitar el contacto directo con personas enfermas y evitar compartir vasos o cubiertos.

Artículo elaborado por la Sociedad Española de Infectología Pediátrica.

Artículo publicado el  
11-6-2011, revisado por última vez el 12-7-2024
La información ofrecida en En Familia no debe usarse como sustituta de la relación con su pediatra, quien, en función de las circunstancias individuales de cada niño o adolescente, puede indicar recomendaciones diferentes a las generales aquí señaladas.