Autoestima en niños y adolescentes
La autoestima es lo que una persona piensa de sí misma y engloba dos aspectos, por un lado un aspecto descriptivo (cómo se describe la persona), que es el autoconcepto, y por otra parte otro valorativo (cómo se valora), la autoestima propiamente dicha. Ambos aspectos son indistinguibles en la práctica, de manera que el término autoestima se refiere a ambos o se emplea indistintamente.
Supone un conjunto organizado de percepciones, sentimientos y creencias que el individuo tiene de sí mismo, que se irá construyendo a través de las experiencias y relaciones con otros. Es una realidad consolidada y organizada, inicialmente global y poco a poco, con la edad, multidimensional, que influye en la conducta de manera decisiva.
Entre la alta y la baja autoestima
Quienes tienen una gran autoestima con mayor frecuencia no sólo se sienten bien consigo mismos, sino que también saben qué cosas hacen bien o mal; lo contrario les sucede a quienes tienen baja su autoestima.
Esto también se refleja en la capacidad para comunicarse con los demás, para compartir y participar en actividades, afrontar los retos, tener empatía, ser autosuficientes, creativos, disfrutar de los logros, ser asertivos y responsables.
¿Cómo se puede favorecer, promover o mejorar la autoestima de los niños?
La enumeración de las posibilidades que se detallan a continuación está dirigida principalmente al contexto familiar, si bien puede aplicarse en determinadas situaciones escolares:
- Acepte al niño tal como es, con sus cualidades y sus defectos, conozca lo que hace bien, tenga a mano una lista de sus cualidades y no dude en recordárselas, también en presencia de los demás.
- Ofrezca al niño pensamientos positivos, ya sea de palabra, con gestos o emocionalmente (lo has hecho bien, un abrazo/palmadita, un beso,...).
- Dedique tiempo al niño, sólo para él, una atención exclusiva, sin dar lecciones ni corregir sus actos, hablando con él de manera positiva, para que sólo él lo oiga.
- Reconozca su esfuerzo, aunque él no lo haga o lo rechace.
- Reconozca también sus gustos e intereses.
- Reconozca su capacidad para pensar y proponer soluciones a los problemas, procurando no intervenir en el razonamiento y evitando solucionarle sus propios problemas, es decir, evitando la sobreprotección.
- Cuente con él para las tareas diarias, con intención de que la invitación sea otra oportunidad para el éxito.
- También en el medio escolar la aceptación incondicional es uno de los pilares básicos.
- La comparación con otros que hacen las cosas mejor (como los hermanos) o el sarcasmo o la broma gratuita no ayudan más que a reducir la autoestima: evítelo.
- No deje de ser realista, hay actos que son para felicitar y otros para corregir.
- Procure enseñar y educar a los niños en el respeto por los demás, fomente la cooperación y la colaboración más que la competición.
- Si tiene que emitir un juicio de valor hágalo por lo que hace el niño, por sus actos, no por su forma de ser, por lo que es.
- Insista en el cariño como elemento fundamental: sentirse querido, abrazado y protegido es el mejor premio para cualquier ser humano.
- No sólo tenga para él comentarios positivos: enséñele a que él lo haga para sí, que sea frecuente oírle decir que lo ha conseguido o que cada día lo hace mejor.
- No olvide llenarse de fuerzas, alimente su propia autoestima.
Artículo elaborado por la Sociedad Española de Psiquiatría infantil.