Educación afectivo sexual entre 0 y 2 años
Los primeros dos años de vida de un niño son cruciales para su desarrollo emocional y la formación de su identidad
La educación afectivo sexual en la primera infancia sienta las bases para establecer relaciones saludables y respetuosas con el entorno a lo largo de la vida. Es, por tanto, una parte crucial del desarrollo infantil.
Durante los dos primeros años de vida, el desarrollo infantil se basa en la exploración del entorno y del propio cuerpo, aprendiendo, cómo se articulan las relaciones, aprendiendo sobre sus propias emociones y explorando su corporalidad.
Como padres y educadores, es nuestra responsabilidad guiar al niño en este proceso de forma positiva y comprensiva.
¿Cuál es el desarrollo emocional y de la identidad normal a esta edad?
Los primeros dos años de vida de un niño son cruciales para su desarrollo emocional y la formación de su identidad. Durante este periodo, los bebés pasan de ser seres completamente dependientes a individuos con un sentido emergente de sí mismos y de su entorno. Comprender estas etapas puede ayudar a los padres a proporcionar el apoyo necesario para fomentar un desarrollo saludable.
Desde el nacimiento hasta los 6 meses se desarrolla el vínculo afectivo, de tal forma que el bebé forma un apego seguro con sus cuidadores principales, generalmente los padres. Este vínculo se construye a través de la respuesta consistente y constante a las necesidades físicas y emocionales del mismo. Igualmente, los bebés muestran emociones básicas como alegría, tristeza, enfado o miedo. Son especialmente sensibles al tono de voz y las expresiones faciales de sus cuidadores principales.
Entre los 6 y los 12 meses se produce el reconocimiento social, el bebé comienza a reconocer caras familiares y mostrar preferencia por ellas. Desarrolla una mayor conciencia de sí mismo en relación con otras personas. Alrededor de los 8-9 meses, los bebés pueden mostrar ansiedad cuando son separados de sus padres, lo que es una señal de apego seguro.
Desde los 12 a los 24 meses, aumenta el desarrollo de la autonomía y se estimula la curiosidad, por lo que aumenta la necesidad de exploración. A medida que el bebé comienza a caminar y hablar, se vuelve más independiente y curioso. Esta etapa es crucial para la formación de la confianza y la autoeficacia. También se produce un cambio significativo con el desarrollo del “yo”. El bebé empieza a reconocerse como un ser independiente. Esto se observa cuando el niño usa su propio nombre, dice "yo" y "mí", y reconoce su imagen en un espejo.
¿Por qué es importante iniciar una educación afectivo-sexual de manera temprana?
Los niños se relacionan constantemente, con sus amigos, sus familiares, profesores, entrenadores, etc. y a medida que crecen, estas relaciones se van extendiendo y evolucionando como un mapa de carreteras, con parejas, más amistades y otros tantos tipos de relaciones.
La educación afectivo-sexual da las herramientas necesarias para enseñar a los niños a conocerse y respetarse, tanto a sí mismos como a los que les rodean, a tener autonomía y gestión de su cuerpo y sus emociones, a saber reconocer las mismas y nombrarlas.
Debe adaptarse a la edad y etapa educativa de nuestros hijos, ayudándoles a entender progresivamente la igualdad de géneros, el respeto mutuo, el consentimiento libre y su sexualidad, así como sus necesidades individuales.
Es fundamental, ya que aprender a querer y a ser querido de una forma sana y libre es imprescindible para cualquier persona, y esto comienza en la infancia.
Para ello los padres o cuidadores principales son el principal modelo y ejemplo en los que se basará el aprendizaje de los bebés.
Una buena educación afectivo-sexual ayuda a establecer relaciones que sean positivas, y a distinguir las que no lo son.
¿Qué debemos tener en cuenta para realizar una adecuada educación afectiva a esta edad?
La educación afectivo sexual en niños menores de 2 años debe basarse en una comunicación abierta y honesta. Aunque no pueden comprender palabras y conceptos específicos, sí entienden conceptos generales sobre el cuerpo y las emociones. Es esencial utilizar vocabulario adaptado, con palabras correctas y simples, para referirse a las partes del cuerpo, animando a los niños a sentirse cómodos y seguros al hablar de ellas.
Promover la aceptación y el respeto hacia los demás es igualmente importante. Modelar comportamientos respetuosos y enseñar a tratar a los demás con amabilidad y empatía ayuda a los niños a desarrollar estas habilidades sociales desde temprana edad. Además, enseñarles a establecer límites personales y a respetar la privacidad es crucial. Los niños deben aprender que su cuerpo es suyo y que nadie tiene derecho a tocarlo sin su permiso, algo que puede inculcarse durante el aseo personal y los cambios de pañal.
También es vital fomentar relaciones familiares y en otros entornos basadas en el afecto y el cariño. Los besos, abrazos y muestras de amor son fundamentales para el desarrollo emocional saludable, enseñando a los niños sobre la importancia del contacto físico seguro y consensuado. Desde una edad temprana, enseñar a los niños a decir "no" cuando no desean un contacto físico les ayuda a desarrollar un sentido de autonomía y control sobre su cuerpo, así como a respetar su intimidad y permitir momentos de privacidad.
Finalmente, animar a los niños a expresar sus sentimientos y necesidades, incluso con gestos o palabras simples, les ayuda a entender que su voz es importante. Modelar un comportamiento respetuoso y pedir permiso antes de abrazarlos o realizar cuidados diarios refuerza estos conceptos. Toda esta información, gestionada correctamente, ayudará a prevenir situaciones de violencia sexual infantil, enseñando a los niños a identificar situaciones inapropiadas o peligrosas y cuándo deben pedir ayuda.
¿Cómo abordar la salud afectivo sexual de 0 a 2 años?
- Fortalecer los vínculos de apego con sus figuras de referencia.
- Promover la exploración de su entorno atendiendo a su expresión de emociones.
- Es fundamental que los adultos del entorno sirvan de figura de referencia dando ejemplo, expresando las emociones que ellos mismos sienten y cómo las regulan.
- Facilitar la expresión de emociones y desarrollo de estrategias que permitan a los niños/as expresar aquello que desean y no desean, haciendo peticiones de cambio y/o ayuda.
- Utilizar el juego como vía de comunicación para expresarse.
- Dar ejemplo de lo que es una relación saludable.
- Usar siempre las palabras correctas para referirse a las partes del cuerpo.
- Facilitar el conocimiento del cuerpo desde una imagen positiva.
En conclusión
La educación afectivo-sexual en la primera infancia sienta las bases para relaciones saludables y respetuosas en el futuro. Al proporcionar un ambiente seguro, amoroso y educativo, estamos proporcionando a nuestros hijos las herramientas necesarias para poder desarrollarse de forma segura y positiva en el mundo que les rodea.