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Escrito por pediatras, pensado para las familias

Vulvovaginitis

La mayoría de las vulvovaginitis mejoran en 2 o 3 semanas con una serie de medidas y hábitos de higiene adecuados

Niña con molestias vulvares

¿Qué es?

La vulvovaginitis es la inflamación de la región genital femenina externa: vulva y vagina. Es  muy frecuente en las niñas antes de la pubertad, especialmente entre los 2 y 7 años.

¿Cuáles son los síntomas?

Las niñas pueden tener picor o escozor en la zona de la vagina o vulva, enrojecimiento de la piel, flujo vaginal, sangrado y molestias o ardor al orinar.

¿Por qué se produce?

La mayoría de los casos de vulvovaginitis en niñas prepuberales, se produce por una contaminación por gérmenes de las heces o de las vías respiratorias, que alteran el equilibrio de la zona genital. Es decir, no existe un germen en concreto que produzca la inflamación.

Algunos jabones perfumados, llevar la ropa interior muy ajustada o sintética, son irritantes que pueden producir por sí solos vulvovaginitis o empeorarla.

A veces sí se encuentra una causa concreta:

  • Las lombrices de las heces pueden producir picor e irritación vulvar al migrar desde el ano a la región genital.
  • La infección por un hongo llamado Candida es una causa muy poco frecuente de vulvovaginitis en niñas prepuberales, salvo que existan factores de riesgo tales como haber tomado antibióticos, tener diabetes o utilizar pañales. 
  • El afán exploratorio de los niños provoca que, con relativa frecuencia, se metan pequeños objetos (garbanzos, plastilina, papel…) por sus orificios naturales (nariz, oído, vagina). La presencia de un cuerpo extraño en la vagina puede producir síntomas de vulvovaginitis que, si se mantiene en el tiempo, produce un flujo maloliente.

Antes de la pubertad, hay varios factores que predisponen a tener vulvovaginitis:

  • La zona genital tiene poca acidez (pH alcalino) y la capa de tejido es muy fina debido a que los niveles de estrógenos (las hormonas femeninas) son bajos, lo que favorece la infección y la inflamación.
  • Los gérmenes de las heces y de las vías respiratorias contaminan con facilidad la zona genital. La proximidad entre el orificio anal y la vagina, la ausencia de vello púbico y el escaso desarrollo de los labios vulvares hacen que la vulva y la vagina estén poco protegidas. Además, las niñas se suelen limpiar mal (de atrás hacia adelante) o de forma insuficiente, tras defecar u orinar, o lo hacen con las manos sucias. 

¿Cómo se diagnostica?

En la mayoría de los casos es suficiente con hacer algunas  preguntas (historia clínica) y explorar la zona afectada. 

Ocasionalmente, el pediatra solicitará un cultivo del flujo vaginal: cuando exista abundante flujo vaginal o este sea purulento, si la vulvovaginitis es recurrente o no mejora. Con el resultado determinará si es necesario algún tratamiento epecífico.

Si existe la sospecha de un cuerpo extraño en la vagina, se derivará a la niña al hospital para la realización de una exploración más exhaustiva.

¿Cómo se trata? 

La mayoría de las vulvovaginitis mejoran en 2 o 3 semanas con una serie de medidas:

  • Baños de asiento con agua tibia durante 10 o 15 minutos diarios.
  • En ocasiones se puede usar alguna solución antiséptica apropiada para la zona y edad o bien aplicar en la zona alguna crema con óxido de zinc ( como las utilizadas para las dermatitis del pañal)

¿Cómo se puede prevenir?

Es recomendable:

  • Enseñar y revisar la técnica correcta de limpieza de los genitales después de orinar o defecar (de delante hacia detrás).
  • Evitar el uso de ropa ajustada (mallas, leotardos).
  • Usar ropa interior de algodón.
  • No utilizar jabones perfumados o irritantes para limpiar la zona genital.
  • Evitar baños de espuma.
  • Dormir, si fuera posible, con camisón mejor que con pijama.
  • Evitar el uso de suavizantes en la ropa interior y bañadores.
  • Secar la zona después del baño totalmente.

 

Artículo publicado el  
23-6-2014, revisado por última vez el 22-9-2022
La información ofrecida en En Familia no debe usarse como sustituta de la relación con su pediatra, quien, en función de las circunstancias individuales de cada niño o adolescente, puede indicar recomendaciones diferentes a las generales aquí señaladas.