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Escrito por pediatras, pensado para las familias

Heridas: cómo curarlas

Los adultos deberían conocer los primeros cuidados que precisa una herida y cuando conviene que sea valorada por un profesional sanitario

Madre curando una herida a un hijo

Una herida es una lesión que se produce en el cuerpo. Lo más frecuente es que se produzca en la piel (la capa protectora que nos envuelve).

¿Cuáles son los síntomas?

Cuando un niño se hace una herida, por lo general sangra y deja de utilizar la zona en la que se ha hecho daño.

¿Qué se puede hacer?

Si tiene un corte pequeño y sangra poco se recomienda hacer lo siguiente:

  • Lavar la herida con agua para limpiarla de polvo y suciedad. Luego lavarla con un jabón suave y enjuagarla completamente. En el caso de heridas pequeñas no es necesario siempre utilizar una solución antiséptica.
  • Cubrir la herida con una banda adhesiva esterilizada (“tirita”) o cinta de gasa esterilizada.
  • Examinar la herida diariamente. Si la venda se moja, retirarla y utilizar una nueva. Cuando la herida empiece a cicatrizar formando una costra no será necesario seguir cubriendo con una venda.

Si sangra mucho debido a un corte grande o a un golpe fuerte se recomienda:

  • Lavar la herida cuidadosamente con agua. Así se verá mejor la herida y y se podrá apreciar su tamaño.
  • Colocar un trozo de gasa esterilizada o un paño limpio cubriendo la herida. Si se puede, se elevará la parte del cuerpo del niño que esté sangrando a un nivel más alto que su corazón. No se debe aplicar un torniquete.
  • Aplicar presión directa y uniforme sobre la herida durante 5 minutos, utilizando la palma de la mano sobre la gasa o el paño. Durante este tiempo, no se es necesario revisar la herida o quitar coágulos de sangre que pueden haberse formado en la gasa.
  • Si la sangre empapa la gasa, no se debe retirar. Utilizar otro trozo de gasa encima de la anterior y continuar ejerciendo presión sobre la misma.

¿Cuándo se debe consultar?

Es conveniente acudir a su centro de salud en caso de heridas o golpes grandes, o en estas situaciones:

  • No se pueda detener el sangrado después de 5 minutos de presionar o si la herida comienza a sangrar de nuevo (se ha de continuar aplicando presión hasta que llegue la ayuda médica).
  • No se pueda limpiar la herida completamente de polvo y suciedad, o si hay un objeto en el interior de la herida. No retire el objeto clavado si es grande.
  • Si la herida está localizada en el cuello o en la cara.
  • Si la herida fue causada por un animal, una mordedura humana, una quemadura, un accidente eléctrico o una perforación (p.ej. un clavo).
  • Si la herida es más grande de un centímetro o si parece profunda, pueden ocasionarse daños en los nervios o tendones.
  • Si se tienen dudas sobre si necesita puntos de sutura.
  • Se debe consultar si la herida está roja, hinchada, caliente al tacto o con pus en el interior (para valorar posible infección).
  • Si la herida se ha producido con un objeto sucio (clavo, alambre...) también puede ser conveniente consultar para que la herida sea correctamente valorada y se revise el estado de la vacunación antitetánica del niño.
  • Si se ha producido la separación de parte del cuerpo (p.ej. la falange de un dedo). Recoja la porción perdida, introdúzcala si es posible en una bolsa e intente conservarla dentro de agua fría. En este caso, debido a la necesidad de atención inmediata, llame a los servicios de emergencia (112), comunique lo ocurrido y siga sus indicaciones.
  • Si tiene dolor se le puede dar un medicamento para aliviar al niño (ibuprofeno o paracetamol).

¿Qué consecuencias tiene?

Como consecuencia de sufrir una herida, el niño sentirá dolor, puede perder sangre, sufrir una infección de la misma o se puede lesionar órganos cercanos como músculos, nervios o vasos sanguíneos.

Las cicatrices pueden hiperpigmentarse (aparición de una mancha marrón sobre la cicatriz). Para evitarlo, proteja del sol las heridas durante 6 meses.

¿Cómo se puede prevenir?

Utilice dispositivos de seguridad acolchados para cubrir los bordes angulosos de los muebles y los dispositivos que eviten el cierre brusco de las puertas.

No permita el acceso por parte de los niños a objetos cortantes o punzantes y en caso de niños mayores, supervise cómo los usan.

Asegúrese de que los niños están siempre calzados en el exterior de la vivienda.

 

Artículo publicado el  
19-2-2012, revisado por última vez el 7-5-2024
La información ofrecida en En Familia no debe usarse como sustituta de la relación con su pediatra, quien, en función de las circunstancias individuales de cada niño o adolescente, puede indicar recomendaciones diferentes a las generales aquí señaladas.