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Escrito por pediatras, pensado para las familias

Dolor en los niños enfermos

El dolor es una causa de sufrimiento evitable en los niños enfermos. Se puede aliviar con medicinas y también con otro tipo de cuidados

Niña abrazada por su padre

El dolor es una experiencia desagradable que se produce cuando algo lesiona una parte del cuerpo o cuando hay un daño directo sobre un nervio. Al activarse unas terminaciones nerviosas de la zona dañada, el cerebro recibe la información de lo que está ocurriendo y hace que sintamos el dolor.

¿Hay un solo tipo de dolor?

Hay varios tipos de dolor. El más frecuente es el que se produce por la estimulación de los receptores de dolor que hay en las distintas partes del cuerpo (dolor nociceptivo). A veces puede haber dolor porque un nervio está comprimido o inflamado (dolor neuropático).

¿Una persona puede tener más de un dolor a la vez?

Si un niño tiene una deformidad de la columna vertebral en la zona lumbar puede tener dolor por compresión nerviosa directa (neuropático) de una de las raíces nerviosas que salen entre las vértebras. Al mismo tiempo, puede tener un dolor de oído o de barriga o dolor en los huesos por una fractura (nociceptivo). En el caso de algunos tipos de cáncer, cuando se afectan varias partes distintas del cuerpo los niños pueden tener varios tipos de dolor a la vez.

¿Cómo se sabe cuánto le duele a un niño?

Depende de la edad, su grado de desarrollo y su capacidad para comunicarse. Cuando pueden expresarse, lo mejor es preguntarles dónde y cuánto duele. Para poder saber cuánto les duele se pueden utilizar escalas de números, de colores, de palabras (nada, un poco, bastante, mucho, no lo aguanto…) o de caras (con distintas expresiones), explicando al niño qué parte de la escala corresponde a determinado grado de dolor. En los que, por edad, grado de desarrollo o discapacidad no pueden expresarse, la aparición de llanto, la incapacidad para dormirse, la intranquilidad, el poner posturas extrañas de alguna parte del cuerpo, el rechazo a que les toquen (como el cambio de pañal), la inmovilidad o una tristeza aparente pueden ser expresiones de dolor. Además, se puede comprobar si el niño mejora al darle un medicamento analgésico.

¿Cómo se trata el dolor?

El tratamiento ideal es tratar la causa. Por ejemplo, operar de apendicitis elimina el dolor que se produce en esta situación. En segundo lugar, tratar los mecanismos de transmisión del dolor o circunstancias que lo acentúan como, por ejemplo, una contractura muscular. En tercer lugar, el tratamiento del dolor con medicamentos analgésicos. Según la cantidad de dolor, la OMS (Organización Mundial de la Salud) propone una “escalera analgésica”, utilizando medicamentos cada vez más potentes: paracetamol, ibuprofeno, codeína, tramadol o morfina.

En los casos de dolor intenso el médico puede prescribir morfina. La morfina es un medicamento del que hay una gran experiencia. La utilización adecuada de los analgésicos puede permitir al niño mejorar su actividad, aun en los casos de una enfermedad complicada como un cáncer.

En los niños con enfermedades en las que se producen grandes contracturas de los músculos, la utilización de relajantes musculares resulta imprescindible para que los medicamentos para el dolor puedan lograr el efecto deseado.

Cuando hay dolor, el tratamiento correcto es dar los medicamentos con un horario determinado “para que no duela” y dar más del mismo medicamento u otro “por si duele”.

Dolor y sufrimiento

El dolor no es la única fuente de sufrimiento en los niños enfermos. La separación de sus padres, el no estar en casa, la falta de información o de explicaciones de las cosas que se le van a hacer, el miedo a lo desconocido… son factores que, si son tenidos en cuenta por los profesionales, pueden ayudar a prevenir el sufrimiento y controlar el dolor.

En la prevención y el tratamiento del dolor no hay que olvidar lo que se llaman medidas no farmacológicas. Además los niños, por su capacidad imaginativa y su fantasía, responden muy bien a las técnicas de distracción y relajación.

Artículo publicado el  
29-2-2012, revisado por última vez el 30-4-2014
La información ofrecida en En Familia no debe usarse como sustituta de la relación con su pediatra, quien, en función de las circunstancias individuales de cada niño o adolescente, puede indicar recomendaciones diferentes a las generales aquí señaladas.