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Escrito por pediatras, pensado para las familias

Enfermedad de Lyme

Esta enfermedad, poco frecuente en nuestro país, es una infección que pueden transmitir las garrapatas cuando nos pican

Eritema típico de la enfermedad de Lyme

Introducción

La enfermedad de Lyme es una enfermedad transmitida desde los animales al ser humano, mediante la picadura de una garrapata infectada. Aunque en nuestro medio no es muy frecuente, los casos son algo más habituales en personas que trabajan en zonas con mucha vegetación (guardias forestales, jardineros, etc.) y en los niños, porque pasan mucho tiempo al aire libre. Si tras la picadura de una garrapata, aparecen síntomas sugerentes de enfermedad, es importante consultar al pediatra para que valore la necesidad de prescribir algún tratamiento de forma precoz y evitar así la aparición de complicaciones de la enfermedad.

¿Qué es la enfermedad de Lyme?

Es una infección causada por un germen (una bacteria) llamada Borrelia burgdorferi. Esta bacteria puede estar en algunos animales como ciervos, vacas, caballos o perros. La trasmisión al humano se produce cuando una garrapata pica a uno de los animales portadores de la bacteria y después al hombre. No se han descrito casos de trasmisión de persona a persona.

¿En qué lugares es más frecuente la enfermedad de Lyme?

Esta enfermedad es más frecuente en zonas boscosas y durante los meses de primavera y verano. Se han descrito casos en Estados Unidos, Norte y Centro Europa, Rusia, China y Japón. En España es una enfermedad poco frecuente, estimándose una incidencia de 1 caso por cada 400 000 habitantes y año. La mayoría de los casos de esta enfermedad se diagnostican en la mitad norte de la península, con mayor incidencia en La Rioja, Navarra, norte de Castilla y León, Asturias, Cantabria y el País Vasco ( en estas áreas 3-5 casos/100 000 habitantes/año). No aparece en países tropicales de África o América Latina.

¿Cuáles son sus síntomas?

Tras un periodo de incubación de 3 a 30 días, la enfermedad sigue varias etapas:

  • Fase precoz localizada ( Fase I): aparece el eritema migratorio que es una mancha en la piel que tiene un aspecto característico de diana, con un punto central de color rojo rodeado de un área de piel sin erupción que, a su vez, está rodeada de una erupción roja ( eritema) en forma de anillo que se va extendiendo ( migratorio). Se puede acompañar de un aumento del tamaño de los ganglios y otros síntomas y signos.
  • Fase precoz diseminada ( Fase II): eritema migratorio múltiple y/o manifestaciones a otros niveles como el sistema nervioso, corazón y articulaciones.
  • Fase crónica ( Fase III): presencia de atrofia o adelgazamiento y sequedad de la piel de manos y pies ( acrodermatitis crónica atrófica). Además la afectación del sistema nervioso y de las articulaciones se hace persistente o recurrente durante al menos 6 meses.

La enfermedad de Lyme a menudo es difícil de diagnosticar si no se sospecha, dado que muchos de sus síntomas no son exclusivos y pueden aparecer en otras muchas enfermedades. Es importante conocer que es necesario tener el antecedente de haber estado en una zona donde exista la enfermedad, haber tenido la posibilidad de contactar con animales o zona donde los haya y haber sufrido una picadura de garrapata , ya que no se transmite entre personas.

¿Cómo se diagnostica?

Se diagnostica por medio de un análisis de sangre (pruebas serológicas). Cuando esta prueba se realiza de forma temprana (antes de las 4 semanas del inicio de la infección), puede ser negativa y es posible que se requiera realizar una segunda prueba pasado un tiempo. Para el diagnóstico de confirmación se precisan al menos dos tests diferentes positivos " validados", pues en los últimos años se han desarrollado diferentes pruebas que se ofrecen en algunos laboratorios privados que no están científicamente probadas y por tanto no se pueden considerar fiables para el diagnóstico de la enfermedad.

En aquellos niños que muestran la lesión cutánea típica del eritema migratorio, con el antecedente de picadura, se puede iniciar el tratamiento sin esperar a realizar las pruebas o disponer de su resultado.

¿Cómo se trata?

Para el tratamiento de la enfermedad de Lyme es necesario el empleo de antibióticos durante varias semanas. En la gran mayoría de las ocasiones, los niños podrán recibir el tratamiento en su domicilio, aunque en los casos más avanzados y complicados puede ser necesario el ingreso hospitalario. Para aliviar el dolor o la fiebre se pueden utilizar medicamentos como paracetamol o ibuprofeno

¿Qué consecuencias tiene?

Los niños responden bien al tratamiento si se hace en la fase temprana e incluso en la mayoría de los que lo inician en la fase tardía. Es fundamental que el niño reciba el ciclo de antibiótico completo como le haya indicado el pediatra.

Es posible que, tras el tratamiento, algunos niños estén cansados, les duelan las articulaciones y los músculos. Estos síntomas tardan más tiempo en desaparecer, por lo que es importante que los enfermos descansen y eviten el ejercicio físico intenso durante unas semanas.

¿Cómo se puede prevenir?

La enfermedad de Lyme se puede prevenir si se tienen en cuenta una serie de medidas para evitar las picaduras de garrapatas:

  • Usar ropa de manga larga, zapatos cerrados y pantalones largos con calcetines y de colores claros cuando se camine por bosques y campos.
  • Utilizar repelentes contra insectos que contengan DEET (N,N-Dietil-meta-toluamida) al 20-30%. Estos repelentes se deben echar sobre la piel limpia y seca y son seguros en niños mayores de 2 meses de edad.
  • Duchar a los niños tan pronto como sea posible cuando vengan del campo para hacer caer las garrapatas que no estén adheridas.
  • Revisar que no tengan garrapatas en el cuerpo, fijándose fundamentalmente en las axilas, detrás de las rodillas y en el cabello.
  • Lavar y secar la ropa a una temperatura alta, durante 60 minutos, para destruir las garrapatas que puedan haber quedado allí.
Artículo publicado el  
18-1-2014, revisado por última vez el 12-11-2019
La información ofrecida en En Familia no debe usarse como sustituta de la relación con su pediatra, quien, en función de las circunstancias individuales de cada niño o adolescente, puede indicar recomendaciones diferentes a las generales aquí señaladas.