La crisis tiene cara de niño
UNICEF España ha publicado este mes de mayo el informe La infancia en España 2012-2013.
El informe presenta datos del año 2010 y provisionales de 2011 sobre cómo está repercutiendo la crisis económica en los niños españoles y cuantifica el riesgo de pobreza y exclusión. Como no podía ser de otra manera, este riesgo ha ido aumentando desde el comienzo de la crisis:
- La pobreza infantil se incrementó de 2009 a 2010 del 23,7% al 26,2%.
- Aproximadamente 2.200.000 menores de 18 años viven en hogares que están por debajo del umbral de la pobreza.
- Además de ser más, son más pobres, ya que se ha reducido el nivel de ingresos que se considera para medir el riesgo de pobreza (de 16.684 euros en 2009 a 15.820 en 2011)
- Un 13,7% de los menores de 18 años viven en hogares con un “nivel de pobreza alta”.
- La pobreza crónica en la infancia, desde el 2007 al 2010, ha aumentado un 53%.
Pero UNICEF llama la atención sobre el hecho de que el riesgo de pobreza haya aumentado más en las familias con niños que en otros grupos sociales. El grupo de edad con más riesgo de pobreza en España es el formado por los menores de 18 años. Por ello, los autores del informe afirman que en España “LA POBREZA YA TIENE, DEFINITIVAMENTE, CARA DE NIÑO”.
Y, sin embargo, los medios de comunicación hablan poco de niños cuando hablan de la crisis. Hablan de paro, de hipotecas, de deuda, de recortes, de impuestos... pero pasan de puntillas por el tema del empobrecimiento de la infancia.
Está claro que estamos viviendo un momento de grandes dificultades en el que se deben tomar decisiones sobre qué es más necesario aquí y ahora. Pero estas dificultades no deben hacernos perder la visión a medio y largo plazo. El empobrecimiento de los niños de hoy pasará su factura mañana, cuando estos niños sean los adultos de este país. Invertir en los niños de hoy, en su bienestar físico, en su formación y salud, es invertir en su futuro y en el nuestro propio. Tal como se cita en el informe:
UNICEF ha comprobado, a lo largo de sus más de 60 años de trabajo, que un modelo de crecimiento equitativo, que invierta en infancia, en educación y en salud, conlleva un crecimiento más sostenible y más prolongado en el tiempo. En este sentido, el papel de la infancia y sus derechos en España debería integrase en toda reflexión sobre cómo y qué “queremos ser, de mayores”, como país.