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Escrito por pediatras, pensado para las familias

Vacunas compradas en la farmacia: cómo transportarlas y conservarlas

Lo ideal sería comprar la vacuna camino del centro de vacunaciones, justo antes de acudir a la cita, habiéndola reservado en la farmacia previamente
Niña recibiendo una vacuna

Las vacunas son medicamentos que deben ser cuidadosamente transportados y conservados hasta que se apliquen. Cualquier manipulación inadecuada puede ocasionar una pérdida de potencia y eficacia vacunal.

Algunas vacunas recomendables en la infancia no están financiadas y son las familias, asesoradas por los pediatras, quienes las compran en las farmacias y luego se las proporcionan a los profesionales que atienden a sus hijos para que se las administren.

Para garantizar la conservación adecuada de las vacunas se requiere observar unos requisitos mínimos, siendo fundamentales los siguientes:

1. Mantener la cadena de frío

  • LO IDEAL sería comprar la vacuna camino del centro de vacunaciones, justo antes de acudir a la cita, habiéndola reservado en la farmacia los días previos (precisa receta médica no financiada con el nombre comercial de la vacuna). De esta forma se evita cometer errores. Adquirir solo la vacuna que corresponda administrar, no las dosis siguientes; es decir, de una en una.
  • EL TRANSPORTE.- Si no se hace así, tras comprar la vacuna se debe transportar en una nevera isotérmica con un acumulador de frío, pero evitando el contacto con la vacuna, separándola con cartones o cajas de plástico de este acumulador para que no se congele. Si la distancia de la farmacia a la casa no lleva más de una hora de recorrido, no se precisaría este sistema y se podría llevar en cualquier bolsa.
  • EN CASA.- Si se lleva a casa, hay que guardarla inmediatamente en la nevera, pues si quedase olvidada en cualquier lugar, podría sobrecalentarse. Se recomienda colocarla en un estante central de la nevera, nunca en los de la puerta ni tampoco, por supuesto, en el congelador, ni en la parte de atrás de la nevera porque podría congelarse. Se abrirá la nevera lo menos posible o al menos se intentará mantenerla poco tiempo abierta. La temperatura en el interior del frigorífico debe estar siempre entre +2 y +8 ºC.
  • CÓMO SE LLEVA.- Cuando se acuda al centro para vacunar al niño debe transportarse de la forma que se ha explicado anteriormente. Si la distancia es corta, es suficiente con llevar la vacuna en una bolsa corriente, evitando exponerla a fuentes de calor y luz, entregándola inmediatamente al profesional sanitario para que la guarde en la nevera del consultorio hasta su administración.

2. Proteger de la luz

  • OSCURIDAD.- Muchas vacunas se deterioran con la luz. Se debe, por lo tanto, conservar la vacuna en su propia caja, sin extraerla hasta el momento de su administración.

3. Comprobar la fecha de caducidad

  • La fecha de caducidad de los medicamentos aparece en su caja y muestra el mes y año finales de su periodo de validez. Por ejemplo, una vacuna con caducidad prevista en mayo del año en curso, debe desecharse si alcanza el 1 de junio.   

    HAY QUE TENER CUIDADO PARA EVITAR LAS SIGUIENTES SITUACIONES:

  1. La congelación por contacto con contenedores de frío.
  2. El calentamiento por olvido de la vacuna fuera de la nevera.
  3. La exposición a la luz o fuentes de calor, como radiadores, etc.
  4. La invalidación de la vacuna por sobrepasar el mes de caducidad.
Artículo publicado el  
19-9-2016, revisado por última vez el 22-1-2024
La información ofrecida en En Familia no debe usarse como sustituta de la relación con su pediatra, quien, en función de las circunstancias individuales de cada niño o adolescente, puede indicar recomendaciones diferentes a las generales aquí señaladas.